29 diciembre, 2011

El poema
halla en sí mismo
su propia destrucción.

Equivocados









Stéphane Mallarmé
Autor:Edouard Manet
Fecha:1876
Museo:Museo de Orsay
Características:27 x 36 cm.
Material:Oleo sobre lienzo
Estilo:Impresionismo




La destrucción de Mallarmé,

beso de cólera rodante,
fue su Beatriz.

Edouard Manet, 1875

Venecia rema descalza
sobre un círculo imantado
de carnaval invisible.

La Beatriz de Mallarmé
fue su destrucción,
Leopoldo María lo sabe.

Un golpe de dados
siempre abolirá el azar.


Góndola en el Gran Canal de Venecia
Autor:Edouard Manet
Fecha:1875
Museo:Colección Particular
Características:58´7 x 71´5 cm.
Material:Oleo sobre lienzo
Estilo:Impresionismo


27 diciembre, 2011

Catorce días menos

Un charco de sombra, siete relojes
hundidos en arena sin reloj,
catorce días menos y sus ojos
de tiempo acristalado en apariencia.

Por cada uno de sus siete caprichos
catorce poemas resbalando solos
en el corazón invisible del autor,
por cada una de sus estudiadas peticiones
cien poetas se suicidan en la calle
reclamando el amor o la vida.

Ausencia que tuviste nombre un día,
charco de sombra, reloj sin tiempo.

24 diciembre, 2011

Descifrad los senderos,
atrás rompecabezas azules
los barcos se alejan del puerto,
adentraos en la gruta
sin ningún temor al miedo.

Vendrán días cometa,
inútiles sellos,
marineras cicatrices.

13 diciembre, 2011

vacío azul,
círculo de memoria,
estreno del tiempo sin tiempo

cachivaches y libros,
inútiles espacios
para seres útiles,
guitarras rotas

vacío azul,
círculo automático,
música de ayer resuena sorda

10 diciembre, 2011

Desnuda entre las sombras corres sin que pueda alcanzarte el día nadie ubica el matiz de tu silueta en movimiento ni siquiera esta voz puede volar entre los sauces como agradable pesadilla que se desvanece, pasado de luz difusa, hoy que tus escuetas palabras me han abandonado para siempre las calles enmudecen de frío, barrios que han adquirido un tono violeta extraño, vacío mi buzón de ti, vacíos los ceniceros y los vasos hay gatos que me observan con sus ojos negros antes de subir a casa, vacío de calor mi hogar y de color mis sueños, tiemblo de fiebre antes de alcanzarte entre los fríos bosques del norte, allí se desvanece rápida una voz como cuchillada humeante a contratiempo… y me quedo solo persiguiendo opacas sombras, derramando exangües versos que apenas logran ubicarme mientras se tambalea la percepción, duda el recuerdo, sensaciones deportadas, algo que corre y se pierde absurdamente entre la multitud de hermanos árboles, rostro que apenas recuerdo, piel desubicada en la memoria, te amo por espectro y por sombra, desaparecida luz, ángel maldito de mi guarda.

07 diciembre, 2011

Aislado y roto por las sombras
tanta luz se escapa del tiempo
que la muerte no sabe distinguir
tu hora, no sabe distinguir su hora

03 noviembre, 2011

El tiempo se deshace, llueve,
de norte a sur canciones de trinchera,
tambores de ausencia.
El amor no es una cosa fácil
como pareja estable, profesión:
ordene su existencia con parámetros dados.
Dados caen sobre esta mesa de cartón
y ensucian el nombre de un azar remoto.
Para qué decirlo, corazón de nube,
todos castigan al que habla solo por las calles.
Elípticos parques, acuarelas distantes,
acacias. No saben
que ella ha puesto nombre a esta ciudad de enfermos,
a este nicho de solitarios redomados.
Que ya hay un precio.

26 octubre, 2011

Last lost generation

Tienen más o menos mi edad,
no son exactamente pobres,
nadie cree que su silencio
premeditado, tirado en la calle,
pueda acabar con un imperio.

Desde lo alto
alguien se burla de la noche
y cambia de canal con una sonrisa omnipotente.

No sabe
que la última generación perdida
ya ha perdido la mayor parte de su tiempo
en absurdas entrevistas de trabajo,
en siniestros empleos y estudios sin alma ni raíz,
entre desmemoriados barrotes
de usura eurocéntrica.


Temblad
porque son inofensivos
y la explosión pacífica, inminente, libre
está poniendo ya fin a vuestra era.

22 octubre, 2011

Dime, amigo, qué puedo hacer
Si mi patria es la poesía
Y aquí y allá la persiguen
Metálicas raíces,
Atascos milenarios,
Huellas que le impiden
Ser como ella es, belleza
Rota por los párpados de ayer,
Late corazón de erizo.

19 octubre, 2011

Bajo los puentes, a orillas del río,
en esta lenta progresión del poema
la tarde va muriendo en tu nombre.

Semáforos en rojo, construcciones,
burlamos el tiempo que al cruzar los ojos nos mira
como fuera de su alcance ruin,
hay misterios dibujados en palabras contenidas
que avanzan a su propio ritmo.

Balbuceos de un extraño nacimiento
prolongado por las cosas de la vida,
silenciosamente se acercan las verdades
que aún no podemos tocar en nuestra piel diurna,
sobre la mesa se dejan caer tan lentamente.

Qué cara de buena tienes,
mañana me escribirás como siempre,
estamos sordos por propia voluntad,
hace tiempo que jugamos
a mentiras con verdades descarnadas
que son aire, fuego, tierra y agua,
contemplamos la luna llenos de palabras
que no sirven para nada y nos alejan.

Otra tarde que reza arrodillada,
el poema avanza, no soy yo quien lo escribe,
la vida tiene aquí su propia marcha

y me volveré a perder en la noche
encadenado al tiempo,
sin este ritmo que celebra nuestro amor,
completamente solo
rodeado de poet@s.


10 de Octubre

16 octubre, 2011

Lejos de los efectos especiales
que tiñen la pantalla
de sonrisas huecas
muere la tarde en un puñal de dios,
lo esencial se recoge en el recuerdo
de aquella mirada triste.

Entre su nuca y este aliento
taciturno del nunca, ella no sabe quién es
cuando apoyada en la baranda del tiempo
se instala lentamente aquí,
me necesita
sin que apenas lo note
esa lógica razón del mundo.

Es Domingo,
paseando celebro,
aunque el desastre de mi soledad
y el tumultuoso desorden de esa casa de alquiler
quieran escapar
de todo este ruido de coches enfermos,
camas vacías, tareas pendientes
y bares sin alma.

La enredadera huérfana que crece
por encima de bocinas y flashes
se parece un poco a ella,
hay algo de cierto en todo este derrame,
yo tan solo escribo
para que nadie me lea.

Las palabras no sirven,
hay que saltar, hay que dejarse caer
sin tirarse, hay que mirar al abismo
y no dejarse llevar por corrientes
alejadas del Ser.

15 octubre, 2011

El hambre

I

Tened presente el hambre: recordad su pasado
turbio de capataces que pagaban en plomo.
Aquel jornal al precio de la sangre cobrado,
con yugos en el alma, con golpes en el lomo.

El hambre paseaba sus vacas exprimidas,
sus mujeres resecas, sus devoradas ubres,
sus ávidas quijadas, sus miserables vidas
frente a los comedores y los cuerpos salubres.

Los años de abundancia, la saciedad, la hartura,
eran sólo de aquellos que se llamaban amos.
Para que venga el pan justo a la dentadura
del hambre de los pobres aquí estoy, aquí estamos.

Nosotros no podemos ser ellos, los de enfrente,
los que entienden la vida por un botín sangriento:
como los tiburones, voracidad y diente,
panteras deseosas de un mundo siempre hambriento.

Años del hambre han sido para el pobre sus años.
Sumaban para el otro su cantidad los panes.
Y el hambre alobadaba sus rapaces rebaños
de cuervos, de tenazas, de lobos, de alacranes.

Hambrientamente lucho yo, con todas mis brechas,
cicatrices y heridas, señales y recuerdos
del hambre, contra tantas barrigas satisfechas:
cerdos con un origen peor que el de los cerdos.

Por haber engordado tan baja y brutalmente,
más abajo de donde los cerdos se solazan,
seréis atravesados por esta gran corriente
de espigas que llamean, de puños que amenazan.

No habéis querido oír con orejas abiertas
el llanto de millones de niños jornaleros.
Ladrábais cuando el hambre llegaba a vuestras puertas
a pedir con la boca de los mismos luceros

En cada casa, un odio como una higuera fosca,
como un tremante toro con los cuernos tremantes,
rompe por los tejados, os cerca y os embosca,
y os destruye a cornadas, perros agonizantes.


II

El hambre es el primero de los conocimientos:
tener hambre es la cosa primera que se aprende.
Y la ferocidad de nuestros sentimientos,
allá donde el estómago se origina, se enciende.

Uno no es tan humano que no estrangule un día
pájaros sin sentir herida en la conciencia:
que no sea capaz de ahogar en nieve fría
palomas que no saben si no es de la inocencia.

El animal influye sobre mí con extremo,
la fiera late en todas mis fuerzas, mis pasiones.
A veces, he de hacer un esfuerzo supremo
para acallar en mí la voz de los leones.

Me enorgullece el título de animal en mi vida,
pero en el animal humano persevero.
Y busco por mi cuerpo lo más puro que anida,
bajo tanta maleza, con su valor primero.

Por hambre vuelve el hombre sobre los laberintos
donde la vida habita siniestramente sola.
Reaparece la fiera, recobra sus instintos,
sus patas erizadas, sus rencores, su cola.

Arroja sus estudios y la sabiduría,
y se quita la máscara, la piel de la cultura,
los ojos de la ciencia, la corteza tardía
de los conocimientos que descubre y procura.

Entonces solo sabe del mal, del exterminio.
Inventa gases, lanza motivos destructores,
regresa a la pezuña, retrocede al dominio
del colmillo, y avanza sobre los comedores.

Se ejercita en la bestia, y empuña la cuchara
dispuesto a que ninguno se le acerque a la mesa.
Entonces sólo veo sobre el mundo una piara
de tigres, y en mis ojos la visión duele y pesa.

Yo no tengo en el alma tanto tigre admitido,
tanto chacal prohijado, que el vino que me toca,
el pan, el día, el hambre no tenga compartido
con otras hambres puestas noblemente en la boca.

Ayudadme a ser hombre: no me dejéis ser fiera
hambrienta, encarnizada, sitiada eternamente.
Yo, animal familiar, con esta sangre obrera
os doy la humanidad que mi canción presiente.


Miguel Hernández

EL HOMBRE ACECHA
(1937-1939)

05 octubre, 2011

El amor
no solo se construye
sobre los puentes de esta ciudad,
al caer la noche
el agua remueve mis entrañas.

Río abajo
fuegos fatuos se extinguen,
su nombre serpentea en el plexo solar.

A su lado
lloro una perla original
que se despide como nieve herida,
insólita es la luz de sus palabras.

Sombra con sombra se afianza el tiempo,
el azar reduce los espacios,
la historia de mi amor no tiene huella
y se construye sola.

El poema traza su destino.

03 octubre, 2011

Diotima

(Dos versos iniciales y únicos de Un Poema incompleto)

Pude nombrar los héroes
callando ante las bellas heroínas,



Hölderlin

01 octubre, 2011

proyectos

proyectos de muerte en la casa de tu abuelo
proyectos de muerte en la casa de tu padre
proyectos de muerte con Ariadna
proyectos de muerte contra el mar
y despertar
sorprendentemente vivo

19 septiembre, 2011

El poema nace en ti
por innumerables silencios compartidos,
por la vertiginosa estrechez
de cada sueño roto.

El poema nace en ti, y luego me habita
en un régimen de ausencias,
como huella en nieve derretida.

Con un calor de atrás

el humo de la estancia sonríe,
presencia de vapor, hoja de otoño,
cruje el sol de esta inflamada ruina:
palabras que se tambalean
en la cuerda floja de una realidad sin hora.

A menudo tus ciudades olvidan
la casa donde reposa el poema.

09 septiembre, 2011


Noche, remota calma,
lira que ronronea en paz.

Cometí demasiado pronto mis errores,
se tensó el arco de aquella voz sincera
y tuve que destrozar todos los sueños
antes de volver a empezar.

Hay una flecha que brilla disparada,
perenne luz contra la niebla del tiempo.

Ya no tiembla esta luz,
en algún corazón yace tu sombra
tallada eternamente
sobre la piedra del poema.

06 septiembre, 2011

Al borde del lenguaje

Sentado al borde del lenguaje
un helicóptero atraviesa el cielo,
el verano ha muerto para siempre,
labios mudos sobre botellas vacías.

Temprano se me disparó tu marcha,
amuletos ocre desbordan la existencia,
frases raíz, relatos fuego.

El tiempo engulló la llave
de aquel cajón secreto,
el tiempo engulló tu rostro y mi cordura,
más tarde el tiempo se tragó toda la casa.

Palabras que enumeran cosas muertas,
papel y tinta con desconocido paradero,
mujeres que al alzar sus ojos
no supieron dibujar el mapa de aquel sueño.

Queda silencio desbordado
y un hambre de respuestas
sumergidas en el lago del tiempo,
páginas en blanco que también te pertenecen.

Estéril es la sangre azul de nuestros días
postrada sin remedio al borde del lenguaje.

05 septiembre, 2011


En la barra de un bar leo a Derrida,
deconstruyo el beso que no pude darte:
sabe a cerveza la gilipollez postmodernista.
Volveré a sentirme extraño
entre ratas de biblioteca
y gafas apretadas,
me mirarán justo al contrario
que esta camarera marroquí -libra los Lunes -
despampanante y recatada.
Subrayarán el aliento de la calle
en cada frase de mi primer ensayo,
y escupiré las gracias a la noche
de todo corazón.

04 septiembre, 2011



Libre de toda oscuridad el tiempo
en su diáfana estructura
construye puentes, derriba nombres,
se acicala frente a un espejo roto.

Ecos del viejo mendigo de Cumberland,
poderosa raíz de Jena,
la claridad del rayo te condena
a una vieja canción que no retorna,
raído círculo de rostros pasajeros.

Tercas en la entonación de melodías
entre furioso caos civilizado
las aves de Orfeo susurran ceniza,
sombras que brillan al amanecer,
lucecitas desdeñadas por la noche eterna,
lumbre de solar.

Si se afirmara en este pulso
aquel silencio pálido de negra mirada...

mientras tanto palabras
se originan en su propio adiós:
calla en la escucha del espejo.

01 septiembre, 2011


El filo del tiempo en la navaja de dios,
los tugurios del norte
donde la poesía te alcanza
entre desiertos puentes.

La poesía
desnuda y efímera
como niebla herida,
pasajera bruma entre silencio asesino.

30 agosto, 2011

ODE ON MELANCHOLY by John Keats

NO, no, go not to Lethe, neither twist
Wolf's-bane, tight-rooted, for its poisonous wine;
Nor suffer thy pale forehead to be kiss'd
By nightshade, ruby grape of Proserpine;
Make not your rosary of yew-berries,
Nor let the beetle, nor the death-moth be
Your mournful Psyche, nor the downy owl
A partner in your sorrow's mysteries;
For shade to shade will come too drowsily,
And drown the wakeful anguish of the soul.

But when the melancholy fit shall fall
Sudden from heaven like a weeping cloud,
That fosters the droop-headed flowers all,
And hides the green hill in an April shroud;
Then glut thy sorrow on a morning rose,
Or on the rainbow of the salt sand-wave,
Or on the wealth of globed peonies;
Or if thy mistress some rich anger shows,
Emprison her soft hand, and let her rave,
And feed deep, deep upon her peerless eyes.

She dwells with Beauty--Beauty that must die;
And Joy, whose hand is ever at his lips
Bidding adieu; and aching Pleasure nigh,
Turning to poison while the bee-mouth sips:
Ay, in the very temple of Delight
Veil'd Melancholy has her sovran shrine,
Though seen of none save him whose strenuous tongue
Can burst Joy's grape against his palate fine;
His soul shalt taste the sadness of her might,
And be among her cloudy trophies hung.

03 agosto, 2011

RÉQUIEM POR UNA AMIGA (Rainer María Rilke)


RÉQUIEM POR UNA AMIGA
(1909)


Tengo muertos y los dejé partir.
Y me admiré de verlos así tan resignados,
así pronto hogareños en la muerte, así de equitativos,
tan distintos a su fama. Tan sólo tú regresas,
me rozas, me rondas, quieres topar con algo
que a ti suene y te delate.
Ay, no me tomes lo que con lentitud aprendo.
Yo estoy en lo cierto, pero tú yerras
si añoras al tocarte alguna cosa .
Nosotros la cambiamos; no está aquí,
la reflejamos desde nuestro ser
tan pronto como la reconocemos.
…..Yo te creía mucho más lejana. Me perturbaba
el que ahora te extravíes y vuelvas,
tú, que transformaste más que otra mujer alguna.
No es que nos espantara la causa de tu muerte,
no, mas que su rigor oscuramente nos interrumpiese,
arrancando el hasta entonces desde ahora,
eso es lo que a nosotros nos atañe; ponerlo en su lugar
será nuestra tarea en todo lo que hagamos.
Pero el que tú misma te espantaras, y aún te espantes,
donde el espanto no tiene ya razón de ser;
que tú pierdas un pedazo de tu eternidad,
y entres aquí, amiga, en el aquende,
donde todavía nada hay que sea; que tú dispersa
por primera vez en el Todo, a medias dispersa,
no captes el comienzo de las infinitas naturalezas
al modo como aquí captabas todas las cosas;
que desde ese círculo en que giras ya cogida,
la muda gravedad, inquieta de algún modo,
te arrastre abajo, al tiempo ya saldado-:esto,
cual ladrón que irrumpe de pronto, me despierta muchas veces
de noche. Y si a mí me fuera dado decir que tan sólo te dignas
venir desde tu magnanimidad, desde tu abundancia,
porque estás tan segura, tan adentro de ti misma,
que vas de un sitio a otro, como un niño,
sin miedo a que algo malo te suceda-:
pero no: tú suplicas. Eso me penetra hondo hasta
los huesos, y me pasa y tronza como una sierra.
Un reproche, que soportases como un espectro,
y a mí me lo pasaras, cuando por la noche me recojo
a mis pulmones, en lo más entrañable de mis vísceras,
en la última morada, en la más pobre de mi corazón,-
semejante reproche no sería tan cruel
como esta súplica. ¿Qué suplicas?
…..Dime, ¿es que debo emprender un viaje? ¿Has dejado
a tu espalda alguna cosa, que te atormenta
y quiere acompañarte? ¿Debo ir a un país
al que tú no has visto, aún cuando resulte
familiar, como la otra mitad de tus sentidos?
Navegar quiero por sus ríos, quiero
saltar a tierra e inquirir por sus viejas costumbres,
quiero hablar con las mujeres en las puertas,
y observar cuando llaman a sus hijos.
Quiero grabarme cómo componen el paisaje
cuando están fuera en la antigua labor
de los prados y campos; anhelo ser llevado
en presencia de su rey,
y quiero mover a los sacerdotes, por medio del soborno,
para que me pongan ante la estatua más fuerte
y me dejen dentro cerrando las puertas del templo.
Mas luego quiero, cuando mucho sepa,
contemplar humilde a los animales,
para que un poco de su gracia pase a mis miembros;
deseo tener en sus ojos breve existencia,
que me retengan y despacio me dejen ir,
serenos sin juzgarme.
Haré que jardineros me muestren muchas flores,
para que de todos los trozos sueltos
de sus bellos nombres propios
obtenga un extracto de mil aromas.
Y quiero comprar frutos, frutos donde otra vez
esté hasta los cielos metido el campo.
…..Pues tú comprendiste esto: frutos plenos.
Los ponías en platos frente a ti,
y medías con colores su peso.
Y así como frutos contemplabas también a las mujeres.
E igualmente veías a los niños, tendiendo
desde dentro a las formas varias de su existencia.
Y al fin te veías a ti misma como un fruto.
Te hurtabas de tus ropas y posabas delante
del espejo, te metías en él, en su interior,
excepto tu mirada. Tu enorme mirada quedaba fuera
y no decía: eso soy yo; no, sino tan sólo: eso es.
Así, sin curiosidad, estaba tu mirada,
así de desprendida, así de verse pobre,
que ni a ti misma codiciaba: santa.
…..Así quiero yo guardarte, tal como
posabas en los espejos, dentro de tu hondura,
y de todo alejada. ¿por qué llegas ahora siendo otra?
¿Acaso quieres retractarte de algo? ¿Pretendes
persuadirme de que en las cuentas de ámbar
que rodeaban tu cuello había aún algo pesado,
de aquella pesadez de que carecen
los cuadros acallados del allende? ¿Quieres
pronosticarme un mal agüero con tu comportamiento?
¿Qué te quieren decir los contornos de tu cuerpo
como líneas de una mano
para que yo ya no las pueda ver sin destino?
…..Aproxímate a la luz de la vela. A mí no me da miedo
contemplar a los muertos. Pues si vienen
están en su derecho de quedarse
en nuestra mirada como las demás cosas.
…..Acércate; estémonos callados un momento.
Mira esta rosa sobre mi mesa de escribir;
¿no es la luz que la circunda tan tímida
como la que se cierne sobre ti? No debería estar tampoco aquí.

…..Su sitio es el jardín, no mezclada conmigo,
debiera haberse quedado o extinguido,-
ahora perdura así: ¿qué es mi conocimiento para ella?

No te espantes si yo ahora, ay, comprendo,
ahora asciende en mí: no puedo evitarlo.
Comprenderé, aun cuando por ello me muriera.
Comprender que tú estás aquí. Comprendo.
Como ciego cuando palpa una cosa
siento tu destino y no sé nombrarlo.
Prorrumpamos ambos a dos la queja, para
que uno te saque de tu espejo. ¿Puedes llorar aún?
No puedes. La fuerza y afluencia de tus lágrimas
han transmutado en tu mirar maduro,
y estabas atareada, cualquier humor en ti,
en trasladarlo a tu fuerte existencia.
Ésta asciende y gira en ciego equilibrio.
Allí te desgarró el azar, tu postrero azar.
Te desgarró retrógrado desde un avanzadísimo progreso
y te desgarró del todo; se desgarró primero sólo un trozo,
mas como día a día en torno a un trozo
iba creciendo la realidad y se tornó pesada,
necesitaste emplearte toda entera: fuiste pues a su encuentro
y esforzada te rompiste a trozos de la ley,
porque a ti misma te necesitabas. Entonces
te derribaste y cavaste desde tu corazón
atemperado terruño nocturno que haría germinar
las semillas aún verdes de tu muerte, tuya,
tu muerte propia con tu propia vida,
y las comiste, granos de tu muerte,
y los comiste como todo el mundo, los granos de tu muerte,
y te quedó un regusto de dulzura,
que tú no sospechabas, tus labios fueron dulces,
tú, que eras ya dulce en el interior de tus sentidos.
…..Concédenos la queja: ¿Sabes cómo tu sangre
se demoraba sin par desde un círculo
y volvía a disgusto cuando tú la reclamabas?
Qué confusa la tomaba de nuevo
la circulación menor de tu cuerpo; con qué recelo
y pasmo entraba en la placenta, y se hallaba cansada
al volver de su largo recorrido.
…..La acosabas, la echabas por delante,
la empujabas al centro de la hoguera,
tal como se hace con los animales que van al sacrificio;
y aún querías que estuviera contenta,
y al fin lo conseguías a la fuerza: se ponía contenta,
y acudía sumisa a entregársete. Así te parecía,
porque tenías otras medidas por costumbre,
sería tan sólo por un momento;
pero entonces estabas en el tiempo, y el tiempo
es largo, pasa y se acrecienta,
y es como recaía de larga enfermedad.
…..Corta fue tu vida si la comparas
con aquellas horas cuando sentada
doblegabas en silencio las múltiples fuerzas
de tu mucho futuro en aras de tu nuevo vástago en germen,
que era otra vez destino. Oh, trabajo infeliz,
superior a todas las demás fuerzas. Y tú lo cumplías
día tras día, y a rastras lo seguías,
traías del telar la hermosa trama,
y siempre de otro modo usabas todos los hilos.
Y al fin aún te quedaba ánimo de festejar.
…..Pues listo el trabajo querías tener el premio,
igual que los niños que apuran su té agridulce
como medicina que acaso sana.
Así tú te premiabas, pues de todo otro premio
estabas muy distante, incluso ahora;
nadie se hubiera imaginado el premio que a ti te agradaba.
Tú sí, tú lo sabías. Tú posabas en tu lecho de puérpera,
y en frente de ti se alzaba el espejo, que te devolvía
todas las cosas. Y tú eras todo eso
ante ti misma, y dentro había sólo ilusión,
la bella ilusión de toda mujer que gustosa
se enjoya y muda de peinado.
…..Así te has muerto tú, como antaño morían las mujeres,
te moriste a la moda antigua, en la casa caliente,
tal como se mueren las parturientas
que quieren cerrarse y ya no lo logran,
porque aquello oscuro que coparieron
retorna una vez más, empuja y entra.
Ay, ¿no habría que buscar plañideras,
las mujeres que plañen por dinero,
a las que así se les puede pagar
para gritar en la noche serena su planto?
¡Vengan usos aquí! No tenemos bastantes.
Todo pasa y las palabras se extinguen.
Así debes venir tú, muerta, y aquí conmigo
Recobrarás la queja.
¿Es que no oyes mi queja? Quisiera echar mi voz
como un paño sobre los añicos de tu muerte
y vapulearlo hasta hacerlo harapos,
y todo lo que diga en esta voz
irá así de harapiento y de frío entumecido;
permanece en tu queja. Pero yo ahora acuso:
no a Uno que te retrajo de ti,
(yo no lo identifico, es como todos)
acuso a todos en él: al varón.
…..Si en algún sitio profundo en mí surge
un niño que existió, al que aún no conozco,
quizá el más acendrado ser-niño de mi infancia,
un ángel, y sin reparar en él
lanzarlo a la vanguardia de los ángeles
gritadores, que hacen que Dios recuerde.
…..Pues esa aflicción es ya demasiado larga
y no hay nadie que la pueda llevar, nos es harto pesado
el confuso dolor de un amor falso,
que, como un uso en vías de extinción,
se le llama derecho, y crece de un entuerto.
Dónde el varón que tenga derecho de poseer.
Quién puede poseer lo que en sí mismo no se sostiene,
sólo lo que feliz de cuando en cuando se coge como al vuelo
y otra vez se tira como el niño la pelota.
Como el estratega que a duras penas mantiene
firme una Nike en la proa de la nave
si el arcano alado ser de su divinidad
la alza de súbito en la clara brisa marina,
así menos puede uno de nosotros
llamar a la mujer que no nos ve
y que sobre una estrecha franja de su existencia
se aleja, como por un milagro, sin tropiezo:
el que lo hiciere se haría con gusto culpable.
…..Porque la culpa es eso, si es que de algún modo la culpa existe:
no acrecentar la libertad del ser al que se ama
por la libertad que de uno mismo surge.
Tenemos sí, donde quiera que amemos,
sólo esto: dejarnos, pues retener,
eso es fácil y huelga el aprenderlo.
…..¿Estás tú aún ahí? ¿En qué rincón estás?
Has sabido mucho a pesar de todo,
y así lo has sabido hacer, pues así te entregabas,
abierta para todo, como el romper de un día.
Las mujeres sufren: amar dice soledad,
y artistas presienten a veces en el trabajo
que es menester transformarse donde quiera que amen.
Tú empezaste ambas cosas, ambas están en aquello que ahora
trunca una gloria que se va contigo.
Ay, tú estabas lejos de aquella gloria. Te recatabas
en tu sencillez; suavemente habías recogido tu belleza
tal como se recoge una bandera
en la mañana gris de un día laborioso,
y no ansiabas más que un trabajo largo,-
la labor no hecha: no hecha sin embargo.
…..Si tú estás aún ahí, si en esa oscuridad hay todavía
un lugar donde tu sensible espíritu
resuena en las llamas ondas sonoras,
una voz que, solitaria en la noche,
se conmueve en la corriente de un alto aposento:
Entonces óyeme: Ayúdame, mira, así nos deslizamos
sin saber cuándo, retrógrados desde nuestro progreso,
en algo que no acertamos como en un sueño
y dentro morimos sin despertar.
Ninguno va más lejos. A aquel a quien su sangre
levante hasta una obra de largo alcance
le puede suceder que no la mantenga en alto,
y vaya por su peso sin valor.
Pues por doquier existe una antigua hostilidad
Entre la vida y el trabajo grande:
Ayúdame para que lo vea y lo proclame.
…..No vuelvas. Si lo soportas sé así,
muerta junto a los muertos.
Los muertos están bien entretenidos.
Pero ayúdame de modo que ello no te disperse,
Como en mí lo más lejano me ayuda.


"Poema comenzado el 21 de octubre y terminado el 2 de noviembre de 1908 en París. Se imprimió por primera vez, junto con el Réquiem por el poeta Wolf, en mayo de 1909.Está dedicado a la pintora Paula Modersohn-Becker, nacida en Dresde el 8 de febrero de 1876 y fallecida el 20 de noviembre de 1907 en Worpswede, apenas tres semanas después de haber dado a luz una niña, a consecuencia de una embolia pulmonar. Rilke tenía la convicción de que había muerto de fiebre puerperal.

El Réquiem por una amiga es un auténtico planto por Paula, una terrible imprecación contra un destino funesto para el que la pintora no se sentía dispuesta ni preparada, y a la vez una acusación contra el hombre que, aun siendo artista, contrarió la vocación de la pintora empujándola al sacrificio en aras de la convención burguesa del matrimonio. Pero la grandeza de paula se nos revela también en la aceptación sumisa al destino, que emanaba sin duda de un sentimiento de continuidad y pervivencia que sólo la naturaleza femenina puede asumir: la de alumbrar la vida aun a riesgo de perder la propia."


Jaime Ferreiro Alemparte

27 julio, 2011

LA CUÁDRUPLE FORMA DE LA NADA

Yo he sabido ver el misterio del verso
que es el misterio de lo que a sí mismo nombra
el anzuelo hecho de la nada
prometido al pez del tiempo
cuya boca sin dientes muestra el origen del poema
en la nada que flota antes de la palabra
y que es distinta a la nada que el poema canta
y también a esa nada en que expira el poema:
tres son pues las formas de la nada
parecidas a cerdos bailando en torno del poema
junto a la casa que el viento ha derrumbado
y ay del que dijo una es la nada
frente a la casa que el viento ha derrumbado:
porque los lobos persiguen el amanecer de las formas
ese amanecer que recuerda a la nada;
triple es la nada y triple es el poema
imaginación escrita y lectura
y páginas que caen alabando a la nada
la nada que no es vacío sino amplitud de palabras
peces shakespearianos que boquean en la playa
esperando allí entre las ruinas del mundo
al señor con yelmo y con espada
al señor sin fruto de la nada.
Testigo es su cadáver aquí donde boquea el poema
de que nada se ha escrito ni se escribió nunca
y ésta es la cuádruple forma de la nada.


Leopoldo María Panero

14 julio, 2011

Almizcle de inertes soledades
En el turbio jardín de otoño y barro,
Arañas que trepan por la repisa
De algún roto confín, disparatado éter.

Enredadera de fósiles cuajan
En la insaciable carne de ciudad, oh vacua,
Alejándose con un tran tran de humo,
Reflejo de árboles gimen en el viento.

La oblicua lluvia de París, Lisboa
Se me antoja un cementerio de romanos
Donde el fado alegra las noches mías
Por obra y gracia del vino, mujer.

Mujer inerte de morena piel,
París es sólo un cuento chino de Cortázar,
Cabellos de escarcha sobre hiel de luna,
Marineros se despiden de Eurídice,
El barco zarpa hacia otros mundos sin ti.

Y me quedo en el umbral de tu memoria
Espoleando cronopios retrasados
Que saben a jazmín y a dura flor,
Como el sol traidor del mediodía.

Aún cuando la esperanza quiera
Omitir el espantoso juicio del recuerdo
Sé que te hallaré desnuda ayer,
Con la ridícula vergüenza de un muchacho.

Recuerdo el día, la serena tarde,
Tu padre y mi adiós en su fusil nostalgia,
Un hombre como yo no se esconde
Al sentir los injustos ataques del tiempo,
El poema siempre permanece intacto.

Mujer late, piel de nieve, azul, yo te revivo,
Cuidarás de una familia acomodada
Mientras hilvano destrucciones y remiendos
A golpe de furtiva inercia.

Contra el disparo de muerte que nos asestaron
La palabra se irguió tozuda,
Irreverente,
Eterna,
Fiel

11 julio, 2011

¿Quién dice cuánto vale
una onza de amor?

No el viento calmo de la noche,
ni la iracunda razón
de los amaneceres.

¿Quién dice dónde se puede comprar
poesía a buen precio?

No las sucursales
de la efímera palabra,
no la pose sin raíz ni fondo.

Nunca las apariencias de nieve en la playa,
sino el sol moribundo de la tarde
que asesina este metal oxidado.

08 julio, 2011

Se desgarró el crepúsculo en mis ojos,
Con apenas quince años la parca
Vino a visitarme al bosque del este.
El campesino avisó al vecindario
Y al siguiente día todos buscaban
Como sombras inquietas en la noche
Algún rastro de esta voz solitaria.
Nada hallaron en la triste aurora,
Deshecho, infecto Thánatos,
Yerro entre pájaros heridos
Como lucecita absorta
En tu nido de espanto sublunar.

Encargo de Ezra Pound "il miglior fabbro"

Encargo


Id, cantos míos, al solitario y al insatisfecho,
id también al que tiene los nervios deshechos, al esclavo de las convenciones,
mostradles el desprecio que siento por sus opresores.
id como una gran ola de agua fría,
mostradles mi desprecio por los opresores.

Hablad contra la opresión inconsciente,
hablad contra la tiranía de la falta de imaginación,
hablad contra las trabas.

Id a la burguesa que se está muriendo de tedio,
id a las mujeres de los suburbios.
id a los espantosamente casados,
id a aquellos cuyo fracaso está oculto,
Id a la desgraciadamente casada,
Id a la esposa comprada,
id a la mujer impuesta.

Id a aquellos de lujuria exquisita,
id a aquellos cuyos delicados deseos son frustrados,
id como plaga contra la estupidez del mundo;
id con vuestro filo contra esto,
reforzad las cuerdas sutiles,
llevad confianza a las algas y los tentáculos del alma.

Id amigablemente,
id con palabras sinceras.
Estad ávidos por hallar nuevos males y un nuevo bien,
estad contra todas las formas de opresión.
Id a aquellos que están embotados por la madurez,
hacia aquellos que han perdido su interés.

Id al adolescente que es sofocado en familia...
¡Oh! ¡Cuán asqueroso resulta
ver tres generaciones en una misma casa reunidas!
Es como un árbol viejo con renuevos
y con algunas ramas podridas que ya se caen.

Salid a desafiar la opinión popular,
id contra esta servidumbre vegetativa de la sangre.
Estad contra cualquier clase de opresión.

07 julio, 2011

poemas de José Ángel Valente

*****

El amarillo, el verde, el encendido
rojo sólo para morir
bajo el tendido velo del otoño.

La luz no está en la luz, está en las cosas
que arden de luz tenaz bajo la lluvia.

Nada tiene más fuego en sus entrañas
que la melancolía ardiente de esta hora.

Nada tiene más fuego que la ausencia.

¿Llorar?
Lloradme nunca.
Me he perdido
con el aire en las bóvedas tan bajas
de un cielo que, piadoso, me disuelve.


(Días de octubre de 1996)


***


Esta acidez me es grata al corazón
si no estuviera a punto de expirar.

Abre aún la ventana en la que el aire
agolpa pájaros desde el bosque amarillo
donde aún empieza a clarear la luz.

Llama a mi puerta.
Dime
quién eres tú que ahora llegas
cuando todo parece terminar.

Cabellera del tiempo arrastra noches
como ríos sin término
hacia el adiós.

Amiga, vuelve
a la vida, tú que puedes aún.

En la otra orilla tu figura blanca,
erguida, guarda el solo testimonio
cierto de mí.

(Figura)


***

Este tiempo vacío, blanco, extenso, su lenta progresión hacia la sombra.
No se oye la voz.
No canta.
Ni engendra una figura otra figura.
Ni vuela un pájaro.
Se esconde
en los oscuros pliegues de la noche.
No viene a mí la luz como solía.
No me despierta a más ventura el aire
para solo seguir su largo vuelo.
No hay antes ni después.
Andamos para nunca llegar,
oh nunca, adónde.
Me detengo.
Efímera
construyo mi morada.
Trazo un gran círculo en la arena
de este desierto o tiempo donde espero
y todo se detiene y yo soy sólo
el punto o centro no visible o tenue
que un leve viento arrastraría.

(Tiempo)


Fragmentos de un libro futuro

Publicado por Círculo de Lectores/Galaxia Gutenberg, vio la luz a finales de noviembre pasado, el último libro de poemas de José Ángel Valente. Se trata de una obra en la que el poeta trabajó durante los diez últimos años de su vida, y que expresamente quiso que se publicara con carácter póstumo, con el título Fragmentos de un libro futuro. El libro está compuesto por noventa y dos poemas que se suceden sin división en secciones. Esa sucesión es, además, cronológica. En el original de cada uno de ellos, el autor indicó su fecha de creación. El primero está fechado en enero de 1991; el último, el 25 de mayo de 2000, dos meses escasos antes de la muerte del poeta. Con excelente criterio, la edición reproduce en el índice del libro las fechas de esa sucesión, quedando así patente el carácter diarístico que el libro tenía para su autor. Fragmentos fue, pues, para Valente, un diario voluntariamente abierto hasta el último instante de su vida; una bellísima elegía que es ahora, para nosotros, un diario poético póstumo.

© 2000 Alfonso Alegre Heitzmann

© de los poemas: Herederos de José Ángel Valente.

02 julio, 2011

En esta efímera fragilidad
donde el silencio se levanta
como una torre de papel
has abierto sus ojos templados
has besado la flor de la nostalgia
has hundido tu esqueleto en la nada

y el sueño se tornó de arena y ruido
en este cementerio de calor
donde el silencio aúlla.
Lágrima silenciosa,
tenue enredadera,
marcapasos ayer,
incendiada madera.

Huye la vida, el tiempo
esa verdad que yerra,
y nosotros allí,
roca salada, lepra.

Y vosotros aquí,
mojados por la guerra
de los egos del mundo,
donde nadie te espera.

26 junio, 2011

El amor está en lo que tendemos...

El amor está en lo que tendemos
(puentes, palabras ).

El amor está en todo lo que izamos
(risas, banderas).

Y en lo que combatimos
(noche, vacío)
por verdadero amor.

El amor está en cuanto levantamos
(torres, promesas).

En cuanto recogemos y sembramos
(hijos, futuro).

Y en las ruinas de lo que abatimos
(desposesión, mentira)
por verdadero amor.


José Ángel Valente

De "Breve son" 1968

17 junio, 2011

un poema de Mahmud Darwish



En esta tierra hay algo que merece vivir: la indecisión de abril, el olor del pan

al alba, las opiniones de una mujer sobre los hombres, los escritos de Esquilo, las primicias del amor, la hierba sobre las piedras, las madres erguidas sobre un hilo de flauta y el miedo que los recuerdos inspiran a los invasores.

En esta tierra hay algo que merece vivir: el fin de septiembre, una
dama que entra,
con toda su lozanía, en la cuarentena, la hora de sol en la cárcel, nubes que imitan a un grupo de seres, las aclamaciones de un pueblo a quienes ascienden, sonrientes, hacia su muerte y el miedo que las canciones inspiran a los tiranos.

En esta tierra hay algo que merece vivir: en esta tierra
está la señora de la tierra, la madre de los preludios y de los epílogos. Se llamaba Palestina. Se sigue llamando
Palestina. Señora: yo merezco, porque tú eres mi dama, yo merezco vivir.




Traducción de María Luisa Prieto

12 junio, 2011

un poema de Leopoldo María Panero


Requiem

Yo soy un hombre muerto al que llaman Pertur.
En la cena de los hombres quién sabe si mi nombre
algo aún será: ceniza en la mesa
o alimento para el vino.
Los bárbaros no miran a los ojos cuando hablan.
Como una mujer al fondo del recuerdo
yo soy un hombre muerto al que llaman Pertur.


"El último hombre" 1984

08 junio, 2011

Leve como la mañana gris que tiembla
en un cajón de muerte.
Mallarmé tiene la culpa del silencio,
y sólo tu nada
              de mujer esquiva

puede resolver el enigma relámpago
de esta habitación inerte.

29 mayo, 2011

un poema de Joan Margarit


L'AMOR QUE NO M'ESPANTA


Lluny de l'amor ferotge de l'origen,
lluny de l'amor que inventa la ment com a refugi,
l'amor que ara em consola no té urgències.
Càlid, respectuós: l'amor del sol d'hivern.
Estimar és descobrir alguna promesa
de repetició que tranquil·litza.

Aquests poemes parlen d'esperar.
Perquè, sempre, l'amor és un assumpte
de les últimes pàgines.
No hi ha cap més final que pugui estar
a l'alçada de tanta soledat.

Joan Margarit



EL AMOR QUE NO ME ASUSTA


Lejos de los amores feroces del origen,
y lejos del amor que, a modo de refugio,
la mente siempre inventa, el amor
que ahora me consuela es sin urgencias.
Cálido, respetuoso: amor de sol de invierno.
Amar es descubrir
una promesa de repetición
que tranquiliza.

Estos poemas hablan de esperar,
porque el amor es siempre una cuestión
de las últimas páginas.
Ningún otro final podría estar
a la altura de tanta soledad.

Joan Margarit



LOVE THAT DOES NOT FRIGHTEN ME


Far from the fierce love of the source,
far from the love the mind invents as a refuge,
the love that consoles me now has no urgency.
Warm, respectful: the love of the winter sun.
To love is to discover some promise
of rehearsal that is calming.

These poems speak of writing.
Because love is always an affair
of the final pages.
There is no ending that can attain
the height of so much loneliness.

Joan Margarit
(English translation by Anna Crowe)

25 mayo, 2011

Imprescindibles: El arco y la lira de Octavio Paz

La poesía es conocimiento, salvación, poder, abandono. Operación capaz de cambiar al mundo, la actividad poética es revolucionaria por naturaleza; ejercicio espiritual, es un método de liberación interior. La poesía revela este mundo; crea otro. Pan de los elegidos; alimento maldito. Aísla; une. Invitación al viaje; regreso a la tierra natal. Inspiración, respiración, ejercicio muscular. Plegaria al vacío, diálogo con la ausencia: el tedio, la angustia y la desesperación la alimentan. Oración, letanía, epifanía, presencia. Exorcismo, conjuro, magia. Sublimación, compensación, condensación del inconsciente. Expresión histórica de razas, naciones, clases. Niega a la historia: en su seno se resuelven todos los conflictos objetivos y el hombre adquiere al fin conciencia de ser algo más que tránsito. Experiencia, sentimiento, emoción, intuición, pensamiento no-dirigido. Hija del azar; fruto del cálculo. Arte de hablar en una forma superior; lenguaje primitivo. Obediencia a las reglas; creación de otras. Imitación de los antiguos, copia de lo real, copia de una copia de la Idea. Locura, éxtasis, logos. Regreso a la infancia, coito, nostalgia del paraíso, del infierno, del limbo. Juego, trabajo, actividad ascética. Confesión. Experiencia innata. Visión, música, símbolo. Analogía: el poema es un caracol en donde resuena la música del mundo y metros y rimas no son sino correspondencias, ecos, de la armonía universal. Enseñanza, moral, ejemplo, revelación, danza, diálogo, monólogo. Voz del pueblo, lengua de los escogidos, palabra del solitario. Pura e impura, sagrada y maldita, popular y minoritaria, colectiva y personal, desnuda y vestida, hablada, pintada, escrita, ostenta todos los rostros pero hay quien afirma que no posee ninguno: el poema es una careta que oculta el vacío, ¡prueba hermosa de la superflua grandeza de toda obra humana!


(Así arranca esta obra imprescindible de Octavio Paz sobre el fenómeno poético)

16 mayo, 2011

Toda la eternidad tiembla de frío
en un plan muerto antes de nacer,
porque la cáscara nutre el vacío
ahondando en el alma de las cosas.

Yo sé que tú no crees en lo baldío
de la flor siniestra sobre el café,
la tarde es para ti como un estío
abrasado de calor contra las rosas.

Traerá Mayo su trasnochado azul,
contemplarás bajo el color nevado
tallos ocres de cuando fuiste oro.

Raíz negra rugiendo en el baúl,
solar sin tregua, sexo desmayado
donde el calor despierta sueños de otro.




Esta tarde he realizado este ejercicio formal, me ha llevado unos tres minutos. Las pocas personas que me siguen saben que generalmente practico el verso libre. Es una opción estética, no una tara.

No tengo que demostrar nada a nadie en el noble y artesanal cultivo de la poesía, porque no creo que sea un ámbito de competiciones o demostraciones de algún tipo.

De todas formas, por si acaso, prefiero mantener las distancias para que lo efímero del anuncio publicitario no detenga con su charla vacua la esencia creadora.

Sigo manteniendo que un poeta debe saber urdir al menos cuatro endecasílabos mediocres antes de ponerse a escribir en verso libre. Y pongo el listón muy bajo.

No hay nada de malo en contar versos con los dedos, mucho peor es creerse un Ezra Pound por confesar de forma enrarecida lo que no son más que penas personales que a nadie interesan.

No voy a escribir sobre el panorama de la poesía española contemporánea del que soy testigo velado, tanto en su vertiente más popular y callejera como en otra más elitista, monopolística y partidista.

Así es, por otro lado, casi todo el estado de cosas en esta sangrante y ridícula piel de toro.

15 mayo, 2011

Por tierras de España

El hombre de estos campos que incendia los pinares
y su despojo aguarda como botín de guerra,
antaño hubo raído los negros encinares,
talado los robustos robledos de la sierra.

Hoy ve a sus pobres hijos huyendo de sus lares;
la tempestad llevarse los limos de la tierra
por los sagrados ríos hacia los anchos mares;
y en páramos malditos trabaja, sufre y yerra.

Es hijo de una estirpe de rudos caminantes,
pastores que conducen sus hordas de merinos
a Extremadura fértil, rebaños trashumantes
que mancha el polvo y dora el sol de los caminos.

Pequeño, ágil, sufrido, los ojos de hombre astuto,
hundidos, recelosos, movibles; y trazadas
cual arco de ballesta, en el semblante enjuto
de pómulos salientes, las cejas muy pobladas.

Abunda el hombre malo del campo y de la aldea,
capaz de insanos vicios y crímenes bestiales,
que bajo el pardo sayo esconde un alma fea,
esclava de los siete pecados capitales.

Los ojos siempre turbios de envidia o de tristeza,
guarda su presa y llora la que el vecino alcanza;
ni para su infortunio ni goza su riqueza;
le hieren y acongojan fortuna y malandanza.

El numen de estos campos es sanguinario y fiero:
al declinar la tarde, sobre el remoto alcor,
veréis agigantarse la forma de un arquero,
la forma de un inmenso centauro flechador.

Veréis llanuras bélicas y páramos de asceta
—no fue por estos campos el bíblico jardín—:
son tierras para el águila, un trozo de planeta
por donde cruza errante la sombra de Caín.


Antonio Machado

10 mayo, 2011

(PARA LA SEÑORA JOHANNA VON KUNESCH)

Los años pasan, sí, es cierto, igual que en tren:
nosotros pasamos delante de todo y los años se quedan,
como el paisaje tras la ventana del vehículo,
que el sol iluminara o que empañara el frío.

Cómo todo lo ocurrido se dispone en el espacio:
se hizo prado una cosa, la otra se hizo árbol,
la otra se fue a modelar el cielo...
La flor, la mariposa están ahí, ninguna de ellas miente;

no es mentira la metamorfosis...


Rainer María Rilke

Muzot, diciembre de 1925

05 mayo, 2011

Pero a nosotros nos toca,
bajo la tempestad de dios,
¡oh poetas!, permanecer con la cabeza descubierta.

Pues los que nos prestan el fuego del cielo,
los dioses, también nos dan el sagrado dolor.
¡Aceptémoslo! No soy sino un hijo de la tierra.

Así el hombre; cuando la dicha está a su alcance
y un dios en persona se la trae, no la reconoce.
Pero desde que sufre,
entonces sabe expresar lo que quiere,
y entonces las palabras justas
se abren como flores.

Hölderlin

25 abril, 2011

un poema de Georg Trakl

Salmo


A Karl Kraus

Hay una luz que el viento ha extinguido.
Hay una taberna que en la tarde un ebrio abandona.
Hay una viña quemada y negra.
con agujeros llenos de arañas.
Hay un cuarto que han blanqueado con leche.
El demente ha muerto.
Hay una isla de los mares del sur
para recibir al dios del sol. Tocan los tambores.
Los hombres ejecutan danzas de guerra.
Las mujeres contonean las caderas
entre enredaderas y flores de fuego,
cuando el mar canta. Oh nuestro paraíso perdido.

Las ninfas han abandonado los bosques de oro.
Sepultan al extranjero.
Comienza entonces una lluvia ígnea.
El hijo de Pan surge
bajo la apariencia de un peón caminero,
que duerme al mediodía sobre la tierra ardiente.
Hay niñas en un patio con vestiditos
de una pobreza desgarradora.
Hay salas colmadas de acordes y sonatas.
Hay sombras que se abrazan ante un espejo ciego.
En las ventanas del hospital
se calientan los convalecientes.
Un barco blanco remonta el canal
cargado con epidemias sangrientas.

La hermana extranjera surge de nuevo
en los malos sueños de alguien.

Versión de Helmut Pfeiffer

29 marzo, 2011

Las herejías privadas (Luis Antonio de Villena)


Ni memoria ni olvido


de Las herejías privadas

Yo quise olvidar, estoy seguro. Incluso
aceleré tanto los caballos lujosos de mi vida
que pude haber llegado más allá del olvido.
Pero si hay arte en olvidar, cuando el recuerdo
vuelve, no como nostalgia sino cual boca viva,
también ha de haber arte en no sucumbir
a esa trepidación de odio, tristeza y futuro
que es el recuerdo no deseado, aquel garfio
que resultó, a la postre, más potente que la fantasía.
Quise olvidar. Quise tapar al niño negro que fui,
a esas tardes tan tristes, a los días violentos,
al extraño odio de unos camaradas de piedra...
Quise habitar un palacio de olvido. Y no pude.
Afortunadamente, dioses, no he podido. Pues si
es un arte olvidar, también lo es (y terrible)
volver virgen a morder aquella fruta podrida.


Epílogo

de Las herejías privadas

Alguna vez lo ascendiste todo en exceso.
(Y es bueno que muchas cosas sigan siempre elevadas...)
Ahora no debieras, con similar error, bajarlo en demasía.
La desdicha no es pobreza
y una clase pulcra nunca rozó el lumpen.
No te vistas con adornos contrarios.
Hubo un barrio y existieron los años de 1950.
Pero a ti te traían regalos los Magos de Oriente.
Viviste - allá - un paraíso pequeño...
Luego aprendiste, después, a caminar los palacios.
No, no fuiste un rey. Tampoco un mendigo.
Pero el daño es otra cosa, sí. El daño es un río
más sucio y más hondo, pestilente...
Sólo la sociedad está enferma.




Las herejías privadas (2001)
El que habla es un niño adulto. Un casi adolescente rescatado, vuelto. Un fugitivo que regresó de otro espacio. Habla de la hondura, de sombras y de alguna costumbre pretérita. Y construye. Algo construye. Porque toda memoria es construcción: la brillante (aquí algo opacada) y la oscura, que se formó en la ternura también. Es éste un libro contra la culpa y contra el daño. Inútilmente a favor de la libertad grande, de la altura moral, de un mundo distinto. (Hay que rehacer el mundo, reinventarlo, necesariamente rehacer el mundo...)

http://www.luisantoniodevillena.es/

06 marzo, 2011

Es cierto, me hubiese gustado amarte
una tarde cualquiera,
cuando tu nombre fue Beatriz
y Dante nos vestía de dios en el espejo.

28 enero, 2011

Dudas y brindis

Dudo que haya un dios que nos salve
de todo este trajín acelerado,
vivir entregado a lo que amas,
soñar desenterrando almas y vicios
que ya no pueden creer ni en lo que ven.

Dudo del placer de la melancolía,
de atardeceres derrotados
en los que ningún teléfono suena,
acaso algún pájaro creando nidos
sobre la rama frágil del presente.

Dudo, concededme ese derecho
inalienable que muere de estar vivo.
Todos sois responsables del infierno
en los televisores, en la calle,
a la entrada del metro, aquí mismo.

Habito en la inopia innumerable del trajín,
pretendo arañar algún sentido noble
en toda esta maraña delincuente,
en todo este malentendido involuntario
inscrito en la pulsión de vuestra sangre.

También dudo de la nada, los tigres
de Borges tendían a un sentido
con sus afiladas garras de espejo,
la huida de Rimbaud en África
resulta inexplicable para ti,
dioses hay balanceando al genio,
peligros infinitos en toda inmensidad abierta.

Dioses, peligros, ciencia, mito o nada,
no importa que estés ciego de rencor,
hay un sopor que te empuja hacia la vida
por debajo del poema, te entiende, te pretende
allí donde la música
suena exenta de reloj.

Aquí puedes vaciar tu copa conmigo,
brindemos por el canto imperturbable
que no detiene su ritmo en parloteos,
brindemos por la música, por el poema y el arte,
por la muerte de esa musiquita tonta
alienante en la pantalla de tu Iphone.

Brindemos contra el egoísmo y el miedo
por los que no saben olvidarse de sí mismos,
brinda conmigo por ese anciano que matamos
en un hospital a las afueras, amigo cómplice,
o por aquella mujer que no olvida y trabaja
sin descanso contra su corazón herido.

Y no te olvides, por favor jamás te olvides
de brindar también por los suicidas.
Las colinas de Turín, Pedro Casariego,
el pistoletazo de Larra, el mar de Alfonsina,
la antigua casa de Nick Drake.

Ellos son los faros que mantienen
alerta esta luz en tu avenida,
porque vivir no escuece tanto contigo, Amor

nunca me dejes dudar de tu existencia.

26 enero, 2011

sin título

Emoción en el centro de las cosas,
cuando el verano muere silencioso
y es Septiembre una ráfaga de ayer,
una ráfaga de aliento lejano y misterioso.

Aquel olor como una cruda máscara
que no recuerdo y llevo aquí tan mía,
será que el mar se acuesta siempre solo
y empieza a hacer frío ya sobre esa playa,
será que es tiempo de volar sin alas
sobre las aceras gastadas de Madrid.

Recuerdo un pelo de azabache roto,
las columnas de piedra en el paseo,
una voz diciendo besa esa flor
antes de que se marchite, y otra
olvídalo todo, eres un hombre,
aprende a hacerte el nudo en la corbata.

Bajando por Gran Vía lo recuerdo
como una tempestad de sol presente
que al fin se afirma en este paladar,
basta ya de sueños y de auroras,
basta ya de números y cifras,
basta ya de losas, de contratos, de relojes.

Subiendo te repito y me afirmo,
me gusta observar los edificios,
soy pequeño entre esta inmensidad
y es por eso que siento vivo el amor
de tus pestañas, cuando lloras mía
por todo lo que no puedes contarme.

Te confieso que las tardes mueren
porque se te deshoja la sonrisa
cada vez que no te nombro, habitamos
en el vaivén sentimental del río,
cúlpame de perro fiel sin besos
que sólo sabe escribir absurdos poemas
como este, como ese, como aquel, siempre.


25/01/2011

11 enero, 2011

Abrazado a lo otro

Vagué por Túnez, Marruecos y Argelia,
aquel tour refrescó mis sentidos embotados
en la belleza silenciosa de una medina,
en ese bazar de chaouen semidestruido,
en los ojos velados de una sencilla luz
que todavía añoro.

Odio Occidente como se odia el hogar que te persigue
reclamando impuestos, tasas, confort
y una paga mensual de euros para tus errores.
Lo estático que ahoga, la comodidad del crimen,
un mercado que taladra el espíritu de la poesía,
esta lonja de parásitos
con triste vocación de policía.

Invoqué otra paz exótica desde la India hasta Japón,
ningún pícaro me reclamó trato,
sus gentes estaban profundamente agradecidas.
Tú no me crees, te hicieron idiota,
nunca quisite escuchar estos mandalas.
Namaste, namaste. Adiós para siempre.

Malta, Alejandría, El Cairo, Tebe, Luxor,
Beirut, Jerusalén, Constantinopla, Roda,
hallé en sus calles la cura a todos mis demonios
y entonces comprendí, desde este mapa,
que jamás se había equivocado la poesía.
Maldigo el veneno de todos los negocios
que me arrinconaron en el loft,
en la esquina de ese bar sediento
o en un hospital ubicado a las afueras.

Creo en Kouchiouk-Hanum, antorcha de días por venir,
plata fulgurante que tiembla en el vacío de un colchón sin ella,
pasión incendiada contra la arena del desierto,
piel de seda sobre el Nilo.

Quisiera morir entre las ramas
junto al olor amargo de aquellos limones,
en el cementerio de Jaffa, abrazado a lo otro.