Un charco de sombra, siete relojes
hundidos en arena sin reloj,
catorce días menos y sus ojos
de tiempo acristalado en apariencia.
Por cada uno de sus siete caprichos
catorce poemas resbalando solos
en el corazón invisible del autor,
por cada una de sus estudiadas peticiones
cien poetas se suicidan en la calle
reclamando el amor o la vida.
Ausencia que tuviste nombre un día,
charco de sombra, reloj sin tiempo.
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