27 julio, 2011

LA CUÁDRUPLE FORMA DE LA NADA

Yo he sabido ver el misterio del verso
que es el misterio de lo que a sí mismo nombra
el anzuelo hecho de la nada
prometido al pez del tiempo
cuya boca sin dientes muestra el origen del poema
en la nada que flota antes de la palabra
y que es distinta a la nada que el poema canta
y también a esa nada en que expira el poema:
tres son pues las formas de la nada
parecidas a cerdos bailando en torno del poema
junto a la casa que el viento ha derrumbado
y ay del que dijo una es la nada
frente a la casa que el viento ha derrumbado:
porque los lobos persiguen el amanecer de las formas
ese amanecer que recuerda a la nada;
triple es la nada y triple es el poema
imaginación escrita y lectura
y páginas que caen alabando a la nada
la nada que no es vacío sino amplitud de palabras
peces shakespearianos que boquean en la playa
esperando allí entre las ruinas del mundo
al señor con yelmo y con espada
al señor sin fruto de la nada.
Testigo es su cadáver aquí donde boquea el poema
de que nada se ha escrito ni se escribió nunca
y ésta es la cuádruple forma de la nada.


Leopoldo María Panero

14 julio, 2011

Almizcle de inertes soledades
En el turbio jardín de otoño y barro,
Arañas que trepan por la repisa
De algún roto confín, disparatado éter.

Enredadera de fósiles cuajan
En la insaciable carne de ciudad, oh vacua,
Alejándose con un tran tran de humo,
Reflejo de árboles gimen en el viento.

La oblicua lluvia de París, Lisboa
Se me antoja un cementerio de romanos
Donde el fado alegra las noches mías
Por obra y gracia del vino, mujer.

Mujer inerte de morena piel,
París es sólo un cuento chino de Cortázar,
Cabellos de escarcha sobre hiel de luna,
Marineros se despiden de Eurídice,
El barco zarpa hacia otros mundos sin ti.

Y me quedo en el umbral de tu memoria
Espoleando cronopios retrasados
Que saben a jazmín y a dura flor,
Como el sol traidor del mediodía.

Aún cuando la esperanza quiera
Omitir el espantoso juicio del recuerdo
Sé que te hallaré desnuda ayer,
Con la ridícula vergüenza de un muchacho.

Recuerdo el día, la serena tarde,
Tu padre y mi adiós en su fusil nostalgia,
Un hombre como yo no se esconde
Al sentir los injustos ataques del tiempo,
El poema siempre permanece intacto.

Mujer late, piel de nieve, azul, yo te revivo,
Cuidarás de una familia acomodada
Mientras hilvano destrucciones y remiendos
A golpe de furtiva inercia.

Contra el disparo de muerte que nos asestaron
La palabra se irguió tozuda,
Irreverente,
Eterna,
Fiel

11 julio, 2011

¿Quién dice cuánto vale
una onza de amor?

No el viento calmo de la noche,
ni la iracunda razón
de los amaneceres.

¿Quién dice dónde se puede comprar
poesía a buen precio?

No las sucursales
de la efímera palabra,
no la pose sin raíz ni fondo.

Nunca las apariencias de nieve en la playa,
sino el sol moribundo de la tarde
que asesina este metal oxidado.

08 julio, 2011

Se desgarró el crepúsculo en mis ojos,
Con apenas quince años la parca
Vino a visitarme al bosque del este.
El campesino avisó al vecindario
Y al siguiente día todos buscaban
Como sombras inquietas en la noche
Algún rastro de esta voz solitaria.
Nada hallaron en la triste aurora,
Deshecho, infecto Thánatos,
Yerro entre pájaros heridos
Como lucecita absorta
En tu nido de espanto sublunar.

Encargo de Ezra Pound "il miglior fabbro"

Encargo


Id, cantos míos, al solitario y al insatisfecho,
id también al que tiene los nervios deshechos, al esclavo de las convenciones,
mostradles el desprecio que siento por sus opresores.
id como una gran ola de agua fría,
mostradles mi desprecio por los opresores.

Hablad contra la opresión inconsciente,
hablad contra la tiranía de la falta de imaginación,
hablad contra las trabas.

Id a la burguesa que se está muriendo de tedio,
id a las mujeres de los suburbios.
id a los espantosamente casados,
id a aquellos cuyo fracaso está oculto,
Id a la desgraciadamente casada,
Id a la esposa comprada,
id a la mujer impuesta.

Id a aquellos de lujuria exquisita,
id a aquellos cuyos delicados deseos son frustrados,
id como plaga contra la estupidez del mundo;
id con vuestro filo contra esto,
reforzad las cuerdas sutiles,
llevad confianza a las algas y los tentáculos del alma.

Id amigablemente,
id con palabras sinceras.
Estad ávidos por hallar nuevos males y un nuevo bien,
estad contra todas las formas de opresión.
Id a aquellos que están embotados por la madurez,
hacia aquellos que han perdido su interés.

Id al adolescente que es sofocado en familia...
¡Oh! ¡Cuán asqueroso resulta
ver tres generaciones en una misma casa reunidas!
Es como un árbol viejo con renuevos
y con algunas ramas podridas que ya se caen.

Salid a desafiar la opinión popular,
id contra esta servidumbre vegetativa de la sangre.
Estad contra cualquier clase de opresión.

07 julio, 2011

poemas de José Ángel Valente

*****

El amarillo, el verde, el encendido
rojo sólo para morir
bajo el tendido velo del otoño.

La luz no está en la luz, está en las cosas
que arden de luz tenaz bajo la lluvia.

Nada tiene más fuego en sus entrañas
que la melancolía ardiente de esta hora.

Nada tiene más fuego que la ausencia.

¿Llorar?
Lloradme nunca.
Me he perdido
con el aire en las bóvedas tan bajas
de un cielo que, piadoso, me disuelve.


(Días de octubre de 1996)


***


Esta acidez me es grata al corazón
si no estuviera a punto de expirar.

Abre aún la ventana en la que el aire
agolpa pájaros desde el bosque amarillo
donde aún empieza a clarear la luz.

Llama a mi puerta.
Dime
quién eres tú que ahora llegas
cuando todo parece terminar.

Cabellera del tiempo arrastra noches
como ríos sin término
hacia el adiós.

Amiga, vuelve
a la vida, tú que puedes aún.

En la otra orilla tu figura blanca,
erguida, guarda el solo testimonio
cierto de mí.

(Figura)


***

Este tiempo vacío, blanco, extenso, su lenta progresión hacia la sombra.
No se oye la voz.
No canta.
Ni engendra una figura otra figura.
Ni vuela un pájaro.
Se esconde
en los oscuros pliegues de la noche.
No viene a mí la luz como solía.
No me despierta a más ventura el aire
para solo seguir su largo vuelo.
No hay antes ni después.
Andamos para nunca llegar,
oh nunca, adónde.
Me detengo.
Efímera
construyo mi morada.
Trazo un gran círculo en la arena
de este desierto o tiempo donde espero
y todo se detiene y yo soy sólo
el punto o centro no visible o tenue
que un leve viento arrastraría.

(Tiempo)


Fragmentos de un libro futuro

Publicado por Círculo de Lectores/Galaxia Gutenberg, vio la luz a finales de noviembre pasado, el último libro de poemas de José Ángel Valente. Se trata de una obra en la que el poeta trabajó durante los diez últimos años de su vida, y que expresamente quiso que se publicara con carácter póstumo, con el título Fragmentos de un libro futuro. El libro está compuesto por noventa y dos poemas que se suceden sin división en secciones. Esa sucesión es, además, cronológica. En el original de cada uno de ellos, el autor indicó su fecha de creación. El primero está fechado en enero de 1991; el último, el 25 de mayo de 2000, dos meses escasos antes de la muerte del poeta. Con excelente criterio, la edición reproduce en el índice del libro las fechas de esa sucesión, quedando así patente el carácter diarístico que el libro tenía para su autor. Fragmentos fue, pues, para Valente, un diario voluntariamente abierto hasta el último instante de su vida; una bellísima elegía que es ahora, para nosotros, un diario poético póstumo.

© 2000 Alfonso Alegre Heitzmann

© de los poemas: Herederos de José Ángel Valente.

02 julio, 2011

En esta efímera fragilidad
donde el silencio se levanta
como una torre de papel
has abierto sus ojos templados
has besado la flor de la nostalgia
has hundido tu esqueleto en la nada

y el sueño se tornó de arena y ruido
en este cementerio de calor
donde el silencio aúlla.
Lágrima silenciosa,
tenue enredadera,
marcapasos ayer,
incendiada madera.

Huye la vida, el tiempo
esa verdad que yerra,
y nosotros allí,
roca salada, lepra.

Y vosotros aquí,
mojados por la guerra
de los egos del mundo,
donde nadie te espera.