26 octubre, 2011

Last lost generation

Tienen más o menos mi edad,
no son exactamente pobres,
nadie cree que su silencio
premeditado, tirado en la calle,
pueda acabar con un imperio.

Desde lo alto
alguien se burla de la noche
y cambia de canal con una sonrisa omnipotente.

No sabe
que la última generación perdida
ya ha perdido la mayor parte de su tiempo
en absurdas entrevistas de trabajo,
en siniestros empleos y estudios sin alma ni raíz,
entre desmemoriados barrotes
de usura eurocéntrica.


Temblad
porque son inofensivos
y la explosión pacífica, inminente, libre
está poniendo ya fin a vuestra era.

22 octubre, 2011

Dime, amigo, qué puedo hacer
Si mi patria es la poesía
Y aquí y allá la persiguen
Metálicas raíces,
Atascos milenarios,
Huellas que le impiden
Ser como ella es, belleza
Rota por los párpados de ayer,
Late corazón de erizo.

19 octubre, 2011

Bajo los puentes, a orillas del río,
en esta lenta progresión del poema
la tarde va muriendo en tu nombre.

Semáforos en rojo, construcciones,
burlamos el tiempo que al cruzar los ojos nos mira
como fuera de su alcance ruin,
hay misterios dibujados en palabras contenidas
que avanzan a su propio ritmo.

Balbuceos de un extraño nacimiento
prolongado por las cosas de la vida,
silenciosamente se acercan las verdades
que aún no podemos tocar en nuestra piel diurna,
sobre la mesa se dejan caer tan lentamente.

Qué cara de buena tienes,
mañana me escribirás como siempre,
estamos sordos por propia voluntad,
hace tiempo que jugamos
a mentiras con verdades descarnadas
que son aire, fuego, tierra y agua,
contemplamos la luna llenos de palabras
que no sirven para nada y nos alejan.

Otra tarde que reza arrodillada,
el poema avanza, no soy yo quien lo escribe,
la vida tiene aquí su propia marcha

y me volveré a perder en la noche
encadenado al tiempo,
sin este ritmo que celebra nuestro amor,
completamente solo
rodeado de poet@s.


10 de Octubre

16 octubre, 2011

Lejos de los efectos especiales
que tiñen la pantalla
de sonrisas huecas
muere la tarde en un puñal de dios,
lo esencial se recoge en el recuerdo
de aquella mirada triste.

Entre su nuca y este aliento
taciturno del nunca, ella no sabe quién es
cuando apoyada en la baranda del tiempo
se instala lentamente aquí,
me necesita
sin que apenas lo note
esa lógica razón del mundo.

Es Domingo,
paseando celebro,
aunque el desastre de mi soledad
y el tumultuoso desorden de esa casa de alquiler
quieran escapar
de todo este ruido de coches enfermos,
camas vacías, tareas pendientes
y bares sin alma.

La enredadera huérfana que crece
por encima de bocinas y flashes
se parece un poco a ella,
hay algo de cierto en todo este derrame,
yo tan solo escribo
para que nadie me lea.

Las palabras no sirven,
hay que saltar, hay que dejarse caer
sin tirarse, hay que mirar al abismo
y no dejarse llevar por corrientes
alejadas del Ser.

15 octubre, 2011

El hambre

I

Tened presente el hambre: recordad su pasado
turbio de capataces que pagaban en plomo.
Aquel jornal al precio de la sangre cobrado,
con yugos en el alma, con golpes en el lomo.

El hambre paseaba sus vacas exprimidas,
sus mujeres resecas, sus devoradas ubres,
sus ávidas quijadas, sus miserables vidas
frente a los comedores y los cuerpos salubres.

Los años de abundancia, la saciedad, la hartura,
eran sólo de aquellos que se llamaban amos.
Para que venga el pan justo a la dentadura
del hambre de los pobres aquí estoy, aquí estamos.

Nosotros no podemos ser ellos, los de enfrente,
los que entienden la vida por un botín sangriento:
como los tiburones, voracidad y diente,
panteras deseosas de un mundo siempre hambriento.

Años del hambre han sido para el pobre sus años.
Sumaban para el otro su cantidad los panes.
Y el hambre alobadaba sus rapaces rebaños
de cuervos, de tenazas, de lobos, de alacranes.

Hambrientamente lucho yo, con todas mis brechas,
cicatrices y heridas, señales y recuerdos
del hambre, contra tantas barrigas satisfechas:
cerdos con un origen peor que el de los cerdos.

Por haber engordado tan baja y brutalmente,
más abajo de donde los cerdos se solazan,
seréis atravesados por esta gran corriente
de espigas que llamean, de puños que amenazan.

No habéis querido oír con orejas abiertas
el llanto de millones de niños jornaleros.
Ladrábais cuando el hambre llegaba a vuestras puertas
a pedir con la boca de los mismos luceros

En cada casa, un odio como una higuera fosca,
como un tremante toro con los cuernos tremantes,
rompe por los tejados, os cerca y os embosca,
y os destruye a cornadas, perros agonizantes.


II

El hambre es el primero de los conocimientos:
tener hambre es la cosa primera que se aprende.
Y la ferocidad de nuestros sentimientos,
allá donde el estómago se origina, se enciende.

Uno no es tan humano que no estrangule un día
pájaros sin sentir herida en la conciencia:
que no sea capaz de ahogar en nieve fría
palomas que no saben si no es de la inocencia.

El animal influye sobre mí con extremo,
la fiera late en todas mis fuerzas, mis pasiones.
A veces, he de hacer un esfuerzo supremo
para acallar en mí la voz de los leones.

Me enorgullece el título de animal en mi vida,
pero en el animal humano persevero.
Y busco por mi cuerpo lo más puro que anida,
bajo tanta maleza, con su valor primero.

Por hambre vuelve el hombre sobre los laberintos
donde la vida habita siniestramente sola.
Reaparece la fiera, recobra sus instintos,
sus patas erizadas, sus rencores, su cola.

Arroja sus estudios y la sabiduría,
y se quita la máscara, la piel de la cultura,
los ojos de la ciencia, la corteza tardía
de los conocimientos que descubre y procura.

Entonces solo sabe del mal, del exterminio.
Inventa gases, lanza motivos destructores,
regresa a la pezuña, retrocede al dominio
del colmillo, y avanza sobre los comedores.

Se ejercita en la bestia, y empuña la cuchara
dispuesto a que ninguno se le acerque a la mesa.
Entonces sólo veo sobre el mundo una piara
de tigres, y en mis ojos la visión duele y pesa.

Yo no tengo en el alma tanto tigre admitido,
tanto chacal prohijado, que el vino que me toca,
el pan, el día, el hambre no tenga compartido
con otras hambres puestas noblemente en la boca.

Ayudadme a ser hombre: no me dejéis ser fiera
hambrienta, encarnizada, sitiada eternamente.
Yo, animal familiar, con esta sangre obrera
os doy la humanidad que mi canción presiente.


Miguel Hernández

EL HOMBRE ACECHA
(1937-1939)

05 octubre, 2011

El amor
no solo se construye
sobre los puentes de esta ciudad,
al caer la noche
el agua remueve mis entrañas.

Río abajo
fuegos fatuos se extinguen,
su nombre serpentea en el plexo solar.

A su lado
lloro una perla original
que se despide como nieve herida,
insólita es la luz de sus palabras.

Sombra con sombra se afianza el tiempo,
el azar reduce los espacios,
la historia de mi amor no tiene huella
y se construye sola.

El poema traza su destino.

03 octubre, 2011

Diotima

(Dos versos iniciales y únicos de Un Poema incompleto)

Pude nombrar los héroes
callando ante las bellas heroínas,



Hölderlin

01 octubre, 2011

proyectos

proyectos de muerte en la casa de tu abuelo
proyectos de muerte en la casa de tu padre
proyectos de muerte con Ariadna
proyectos de muerte contra el mar
y despertar
sorprendentemente vivo