31 diciembre, 2007

Algunos lo supimos,
el mundo no iba a ser más cierto
que una caracola vacía.
La tierra nos otorgó un nombre,
un lugar donde existir, una ubicuidad
que el tiempo difumina.
El azar manejaba las variables.
En el camino se fue quedando la razón,
la verdad, el sentido
de ser algo más que ceniza.

24 diciembre, 2007

Playa del norte













No finjas un diálogo insulso,
mejor calla lejos del mar.

Contra aquel horizonte irreparable
se levanta erguida la noche
que pude acariciar
y no supe.

Las palabras desobedecen
y los cuerpos bañados en salitre
se esfuerzan en navegar cosidos.

Crece en los cementerios de coral
otro recuerdo, otro reloj
lejano como una playa del norte.

El silencio del llanto se enfurece
hasta volver a ahogarme
en el silencio. Silencio.

El eros se arrecia contra las rocas.

20 diciembre, 2007

Las brasas del ártico, el glaciar en erupción
y toda la parafernalia de pingüinos rojos.
Otro día para sorber letras imposibles,
la imagen sin idea, el techo sin nubes,
la sangre de agua y el grito sin voz,
la lava de nieve, las brasas, el glaciar...

18 diciembre, 2007
















Dibujo en rotring
de Juan Domingo Mora





Un día Borges me atrapó en el tiempo
y tuve que recurrir a Verlaine,
otro día fueron los perros
quienes acudieron a mi rescate.
Ellos dicen que fue mi voluntad,
ellos quieren hacerme responsable.

Llegué a la ciudad
y pregunté a un buen hombre,
me dio posada y alimento,
los libros de su biblioteca
estaban llenos de sabiduría.
Sólo unos pocos admiten
que el azar me condujo a ese destino.

Salí de aquella casa
con un ramo de rosas y claveles,
fue entonces cuando pasó esa mujer,
yo tuve una certeza extraña
parecida a la que provocan los sueños
y le regalé las flores.

Todavía hoy me recuerdan
"todo estaba preparado por ti,
fue tu voluntad y eres responsable"
Pero, sinceramente,
yo no sé de qué me hablan.

15 diciembre, 2007

Una falsificación larga en el tiempo acaba por no mentir.
Se convierte en una creación más.

13 diciembre, 2007





menos intelectualismo
y más...

12 diciembre, 2007




Me pareció verla sobre las rocas
en el acantilado
una tarde de otoño

No pude ver su verdadero rostro
antes de que el mar
se la llevara para siempre


sky ravens

maybe in other life


La opresión de El capital

los errores del pasado,
el peso de la historia,
esos "ismos"
que no podemos enterrar tan fácil

11 diciembre, 2007

En estos parajes siento que la tierra es mía,
que soy de ella,
sin ser los dos de nadie.

08 diciembre, 2007

el viento arranca las raíces
de los árboles viejos
y la noche tiembla de frío,
las persianas de los edificios tiritan,
alguien ve la televisión
como si fueran las cinco de un sábado
pero sería mucho más fácil dormir:
no decir es mejor que esto,
cerrar o abrir los ojos,
recordarse, olvidar,
nombrar es no saber decir,
regresar, transfigurar, sobrevivir

03 diciembre, 2007

Este poema pide versos
hasta llegar aquí,
me indica los caminos que prefiere
para acabar su historia.
Me gustaría verlo agonizar
sobre un mar encrespado
o estrangularlo con los ojos abiertos.

Este poema pide versos
que yo no puedo darle,
existe por mi voluntad
pero es él quien marca los temas.
Ojalá pudiera eternizarlo en un nombre,
en un rostro, en un cuerpo.

Este poema está aquí para morirse,
no tengo mayor quehacer
que complacer las súplicas del reo.
A veces me paro a repasar momentos de la vida... y es curioso comprobar desde la distancia la manera de haber llegado hasta aquí, resulta extraño y maravilloso. Me pregunto si será cuestión de azar o de voluntad firme, y llego a la conclusión de que son muchos los factores que intervienen en el devenir de la existencia. Más aún, en muchas ocasiones algún factor desconocido obra de manera inexplicable siendo el responsable de la situación final, una suerte, un factor providencial, un accidente fortuito; es algo que no podemos prever de manera racional y que solo transcurrido el tiempo seremos capaces de valorar intuitivamente con el análisis retrospectivo.

Sin embargo, hoy en día, la actitud preponderante se basa en que la voluntad del ser humano todo lo puede con el arma del raciocinio y de la ciencia moderna, escasa experiencia humana o análisis existencial han de tener quienes no reconocen que los resultados del mundo responden no sólo a causas elegidas por los hombres sino también a otros factores de tipo casuístico, imprevisibles y concretos, incluso indescifrables para el entendimiento puramente racional.

04 noviembre, 2007

Hoy es uno de esos Domingos en los que aprovecho para poner las cosas en orden, un merecido y reconfortante estado vegetativo puede ser en ocasiones una de las mejores formas de reestablecer el ciclo de la monótona carrera existencial. Lo primero es despertarse con un manojo de sueños entrevistos fugazmente, sueños que van desde lo más sublime de un viaje claro y dichoso hasta lo más oscuro y profundo de un precipicio. Un bombardeo de ideas me lleva de la cama a la mesa -mesa puesta por supuesto- para devorar con sumo gusto un asado de cordero delicioso, de esos que solo las madres saben preparar; en ese momento cualquier ser humano debería distinguir aliviado el sueño de la realidad gastronómica. Acabada la ingesta la recreación vital de la sobremesa me indica que lo más apetecible sería escuchar alguna buena canción recostado con comodidad en este paraíso que albergo en mí. Así se suceden mientras escribo sonoridades sutiles y cavernosas con ritmo dormilón preferiblemente en algún idioma que no conozca demasiado para poder recrearme más en los sonidos que en la letra. "The ship song" o "into my arms" merecen ser reescuchadas una y otra vez mientras escribo estas insignificantes líneas que por vez primera en la historia de este blog (y de mi condenada literatura) carecen de objeto. Se trata de una pura permanencia en el presente, un sosegado devenir léxico y a su manera sintáctico, entretenimiento en el cual se renueva la sangre y el horizonte se expande hasta acariciar el prematuro final de la tarde, solo y completamente mía sin ningún tipo de impertinencia.

28 junio, 2007

Derroché saliva y tiempo
para amanecer
desnudo
solo
inabarcable fue ayer,
no me arrepiento de lunas,
como si hoy
fuera suficiente.

Hormonas en los hormigones:
contra la idea el pulso,
contra el beso la herida,
antídoto para la disidencia
del olvido.

Esparcí señuelos, jeroglíficos
de amor triste y consumado.
Nadie tiene la culpa.

30 mayo, 2007

la primera cicatriz

Embalsamada en fermentos de lúpulo
la lengua que sembrara un día
con ardor incandescente y pueril
asteroides de palabras mudas
contra el faro recio de tu carne.

Derramados en el jugoso azar
del silencio que otorga complacencia
los garabatos de un puzzle, el jeroglífico
del enamoramiento que transforma
los últimos delirios en razón.

La primera cicatriz se sostiene
sobre el vidrio chispeante de espuma.
Las palabras son alondras del tiempo
que no encuentran apetecible
insecto alguno.

En fermentos de lúpulo anidan
sudokus de hormigón,
la embriaguez del recuerdo
quisiera penetrar los signos
para sentir de nuevo la herida.

25 mayo, 2007

Nada, pero con sangre

Esto no es un poema,
prohibido dignificar el pasatiempo estéril.
Aquí sólo se busca nada,
la sangre no es un accidente
que empaña el ejercicio.

El ocio más absurdo es visceral,
derrama sus impotencias sobre las horas
que transcurren lentas.

Nada sucede.

El tiempo se ha estancado
en el corazón del vacío
y amenaza con paralizarse
en un pasatiempo infinito.

Porque esto no es un poema,
se parece más a una canción monótona,
a una lluvia sutil y persistente.

Pero no nos engañemos,
aquí palpita un crucigrama rojo.
El olor de los patios destruidos,
el brazo desnudo de un yonki,
el último aliento del refugiado.

20 mayo, 2007

críptico y sentimental


Una casa en el campo, la verde intensidad de los árboles, la música de un órgano viejo, el tiempo, las ruinas de un palacio musulmán, dormir, mirarme en el espejo, saber lo que quiero decir y el silencio, el trago nervioso, la palpitante luz en los ojos solitarios.

El peligro, las cornisas de los edificios, una multitud de pájaros que cantan, la libertad del amor, cualquier anochecer de mayo, dos esclavos que se miran, el ensalzamiento hipócrita de las palabras, un accidente, contemplar el nombre equivocado de las cosas, la libertad sin amor, las sirenas de las ambulancias, unos dedos que teclean con absurdidad, el lenguaje imperceptible del tiempo.

14 mayo, 2007

suicidiodigital ha muerto

Quería decirles que tras dos o tres años a la espalda, ya no recuerdo, www.suicidiodigital.com ha muerto por causas ajenas a la comprensión humana. En realidad allí quedaron unos doscientos o trescientos poemas y relatos que brotaron de este quien os escribe. Vivimos una pseudomodernidad inconsciente donde las almas sensibles que vislumbran la entelequia quedan defraudadas por la técnica que esclaviza al hombre. Todo lo que escribimos aquí está rociado con la servidumbre de lo absurdo (lease "el mito de sísifo" de Camus), las letras perecen en el espacio y no son más que códigos informáticos, todo se perderá, quizá antes fuese igual pero yo creo que no tanto. Con asombro descubrí un poema mío en autores de poesiaurbana, gracias por el detalle criollo; quizá en algún sitio alguien esté leyendo un poema sin saber de quien es y sea mío o tuyo, o quizá estemos ya en algunas antologías con el nombre de poetas que no somos nosotros, todo esto lleva a plantearse el tema de la utilidad de escribir. En estos tiempos si no escribes para ganar dinero y no publicas y eso, una de dos: o estás jubilado y pasas el rato, o sientes una necesidad imperiosa de no caer en los brazos de una monotonía alienante, porque quieres apresar el mundo y fundirte un poc en él, pero el mundo es de otro modo y tú sabes que lo tienes que buscar afuera, es una forma de no perder contacto con la realidad sensible, otra mirada sobre el ajetreo inconsciente de la ciudad... al final de todo, la escatología, lo más bajo y a la vez más elevado, Dios y una cagada, la palabra escatológico abarca ambos, en último término uno escribe porque eso da sentido a la existencia, sabe que todo sigue, que corre y se pierde pero está vivo como una individualidad característica insertada en un conjunto, no como un robot, no como un hombre al servicio de la tecnología, no como un esclavo que opta por la alienación de su espíritu, esto es como una religión de letras.

El suicidio ha muerto, pero mantengo con mucha dificultad y pereza debido a mi carácter esquivo, al miedo de la acumulación, sl cansancio de recapitular poemas... a duras penas mantengo un blog, esta es la dirección por si a alguien le interesa lo que hago mientras vivo www.creacionenmarcha.blogspot.com, porque vivir es una marcha y la escritura es prueba y consecuencia a la vez de esa marcha, de este modo un libro impreso no es más que un error de la literatura, algo que se ha petrificado en el devenir permanente del lenguaje, no puede ser de otra forma, por eso los grandes escritores cuando publican un libro ya están pensando en el siguiente, porque el arte es extenso y cuando abarca lo concreto se ahoga, el público no lo entiende, de ahí lo inevitable de la máscara, de la existencia como función representada en un escenario donde sobran las palabras.

El libro más exacto es el silencio, también el más difícil.

http://www.poesiaurbana.com.ar/2007/component/option,com_forum/Itemid,185/page,viewtopic/t,20942/sid,847c2d5df9625b668b3ee1bd5bcbc8a3/

17 abril, 2007

Fallece Santiago Lloret Gambín en el geriátrico de Torrevieja

Fallece Santiago Lloret Gambín en el geriátrico de Torrevieja.

Aquí dejo una reseña tomada de una conferencia de José Luis Zerón hace unos años, en la que repasando los años de trayectoria de la revista "empireuma" esboza una breve semblanza de Santiago.

Como anecdotario por mi parte decir que no conocí a este hombre, aunque de pequeño quizá lo haya visto alguna vez; hace cinco años una parte de su extensa biblioteca y herencia literaria fue a parar a mi casa por azares del destino, yo me asombré ante semejante revoltijo de libros usados, nunca supe quién había sido capaz de almacenar tanta literatura sin salir de este pueblo. Hace unas horas que hablé con Zerón para comentarle, me ha dicho que colaboró en el primer número de empireuma. Me ha estado contando como se asombró ante la preparación que tenía Santiago, quizá su avidez crítica ante lo externo y su minuciosidad irritable lo convertían en un tipo extravagante y algo difícil. Se trataba de una persona totalmente autodidacta que era capaz de hablar de las vanguardias cuando nadie sabía lo que era eso en ningún rincón de la Vega Baja. En fin, quizá tenga un día su merecido homenaje literario porque su repercusión intelectual en esta zona para gran alivio mío, ha sido constatada al escuchar esta tarde a Zerón.

El anecdotario se ha alargado un poco, esta es la reseña que os decía:

"También recuerdo con mucho cariño a Santiago lloret Gambín, articulista, pensador y poeta ocasional. Su robustez, su piel tostada y áspera y cierto desaliño en el vestir conformaban una apariencia muy alejada de la imagen canónica del intelectual. Tenía un carácter hosco, pero cuando reía lo hacía con una risa clara y transparente. Era un heterodoxo hasta en su militancia comunista, ya que su ideología estaba más cerca del socialismo utópico de Fourier o el pensamiento de Rousseau que de Marx. Su exquisita sensibilidad y su imponente cultura, así como una inquebrantable independencia le creó problemas con sus correligionarios. No sé si al final lo echaron del partido.Verdaderamente era un hombre lleno de contrastes: tenía una lengua afilada,pero derrochaba ternura: sarcástico e ingenuo a partes iguales. Ateo reclacitrante y amante de la poesía mística , en especial la de Santa Teresa de Jesús. Lo mismo traducía a Hesíodo o Virgilio que a Whitman o Ezra Pound. Era un filósofo provinciano que abominaba del aldeanismo. Santiago vivía con su madre en Cox y todos los días de desplazaba a Orihuela en su vieja bicicleta. Después de la habitual visita a la Biblioteca pública, donde recababa información para sus trabajos de Canfali, se dirigía a la redacción de este semanario, situada en un viejo edificio de La Corredera. En las oficinas de Canfali me lo presentó Eduardo López Egío. Santiago me estrechó la mano con ligereza y siguió en lo suyo, pero cuando nos oyó hablar a Eduardo y a mí acerca del título escogido para la revista, levantó la vista de los papeles y dijo con suficiencia: “os sugiero un nombre mejor: Bodrio”, y se quedó tan campante.
Cuando salió el número 0 de Empireuma, Santiago nos envió una carta en la que nos ofrecía su apoyo incondicional. Acompañaba a la misiva un poema extenso (perteneciente a su libro inédito “Los trabajos y los días”) que publicamos en el número 2 . A partir de entonces surgió entre nosotros una honda amistad y Empireuma ganó un generoso colaborador.
Cuando me casé, Santiago empezó a frecuentar mi casa. Un sábado se presentó inesperadamente a la hora de comer. Con prisas y visiblemente nervioso nos entregó a Ada y a mí varias bolsas de libros de su biblioteca -casi todos de poesía-,y nos dijo que su salud se había deteriorado y que iban a internarlo para hacerle unas pruebas. Sus palabras nos sonaron a despedida definitiva. Y así fue. Ya no lo volvimos a ver. Creo recordar que fue durante el verano de 1993. Meses después supimos que estaba internado en un geriátrico aquejado de una enfermedad degenerativa. No sé qué se hizo de aquel entrañable librepensador, pero creo que algún día habría que recopilar en un libro toda su obra escrita, la inédita y la dispersa en revistas y periódicos."

27 marzo, 2007

Si alguna vez pedí perdón no tuve excusas para resarcirme luego de lo que no era sino la propia derrota por mí anunciada de un amor al que me entregué en la sombra, y cuya realidad era muy discutida en las altas horas de esta soledad que, enmarañada a aquella figura de mujer, se derramaba en mis pestañas junto al tenue latido del atardecer moribundo. Cuando me sentaba ahora en el borde de la cama, en la que pude haberla retenido horas antes de su marcha, simplemente me quedaba mirando el techo de aquel cuarto desahuciado con la lamparilla apagada y sus persianas cerradas por completo, podía comprender así lo que significaba la terrible oscuridad de haber amado algo que ha muerto para siempre en el mundo de lo sensible pero que sin embargo persistía en mi memoria, como esa mancha pura que el incienso del anochecer iba introduciendo poco a poco en el aire.

Aquella ropa que iba sacando del armario con sutileza conservaba el olor de ese perfume que tantas veces había presentido antes de abandonar la casa de mis padres, las faldas en las que con tanta ternura me había refugiado para abrazarme a sus piernas y que ahora se despedían de mí con crueldad y apenas una milésima de cariño, ni siquiera me había preocupado su actitud cuando comenzó a gestarse lo que más tarde sería una marcha definitiva, cuando con rostro indeciso me clavó aquella mirada rencorosa y me susurró al oído que no era más que un escritor fracasado, era obvio que ya por entonces empezaba a estar un poco harta de mí, “aquí me aburro bastante, voy a dar un paseo, luego nos vemos”.

En aquellos momentos no era consciente de lo que estaba sucediendo a mi alrededor, me pasaba las tardes desquiciado frente a la pantalla del ordenador intentando escribir algo parecido a una novela, la mesa estaba repleta de libros apilados contra la pared y notas sueltas con frases quizá geniales. A. no podía soportar mucho aquella dinámica, ahora empezaba a comprenderlo, apenas me decía una palabra sobre este tema y en un primer momento la incitaba a que saliera sola por ahí, me pareció buena idea que fuera a divertirse un poco con alguno de sus viejos amigos, intuía en sus ojos el cansancio de la rutina que con el tiempo aflora en cualquier amante pero jamás llegué a imaginar que sus sentimientos hacia mí se estuvieran envenenando, poco a poco llegaron los días en los que no me daba ni cuenta de cuándo se marchaba de casa, simplemente oía un portazo mientras seguía enfrascado en la trama de este rompecabezas sin fin.

10 marzo, 2007

¿figura de lenguaje o figura de pensamiento?

(...)

Hay que trazar, entonces, una distinción entre un arte significante y liberador, a saber, el arte de aquellos que en sus cumplimientos están celebrando a Dios, la Persona de Oro, a la vez en Sus dos naturalezas, inmanente y trascendente, y el arte que está “coloreado por la pasión mundanal” y que “depende de los estados de ánimo”. El primero es el arte de la “vía” que lleva directamente al fin de la senda, el segundo es un arte “pagano” y excéntrico que vaga en todas direcciones, imitando todo.

Si las doctrinas ortodoxas transmitidas por Platón y el oriente no son convincentes, si debido a nuestra generación sentimental, en la que el poder del intelecto se ha pervertido tanto por el poder de la observación que nosotros ya no podemos distinguir entre la realidad y el fenómeno, entre la Persona en el Sol y su cuerpo visible, o entre la luz increada y la luz eléctrica, nosotros no seremos persuadidos “aunque uno resucitara de entre los muertos”. Sin embargo, espero haber mostrado, de una manera que puede ser ignorada pero que un puede ser refutada, que nuestro uso del término “estética” nos impide también hablar del arte como perteneciendo a las “cosas más elevadas de la vida”, o a la parte inmortal de nosotros; que la distinción entre arte “fino o bello” y arte “aplicado”, que corresponde a la manufactura del arte en estudios y a la industria sin arte en las factorías, da por establecido que ni el artista ni el artesano serán un hombre completo; que nuestra libertad para trabajar o morirnos de hambre no es una libertad responsable, sino sólo una ficción legal que oculta una servidumbre de hecho; que nuestra ansia de un estado del ocio, o un estado del bienestar, que ha de ser obtenido por una multiplicación de inventos ahorradores de trabajo, ha nacido del hecho de que la mayoría de nosotros estamos haciendo trabajos forzados, trabajando en empleos a los que nunca podríamos haber sido “llamados” por ningún otro maestro que el vendedor; que los poquísimos felices de nosotros cuyo trabajo es una vocación, y cuyo estatuto es relativamente seguro, no aman nada mejor que su trabajo y difícilmente pueden ser apartado de él; que nuestra división del trabajo, el “fraccionamiento de la facultad humana” de Platón, hace del trabajador una parte de la máquina, incapaz siempre de hacer o de cooperar responsablemente en le hechura de una cosa entera; que, en último análisis, la presunta “emancipación del artista”, no es nada sino su escapada final de toda obligación hacia el Dios dentro de él, y su oportunidad para imitarse a sí mismo o a cualquier otra arcilla común sólo en lo peor; que toda auto-expresión volitiva es auto-erótica, narcisista, y satánica, y que cuanto más desarrollada está su cualidad esencialmente paranoica, es tanto más suicida; que, si bien nuestra invención de innumerables comodidades, ha hecho nuestra innatural manera de vivir en grandes ciudades, tan soportable que no podemos imaginar lo que sería estar sin ellas, sin embargo, queda el hecho de que ni siquiera el multimillonario es suficientemente rico como para encargar obras de arte tales como las que se conservan en nuestros museos, pero que fueron hechas originalmente para hombres de medios relativamente moderados, o, bajo el patronazgo de la iglesia, para Dios y todos los hombres; y queda también el hecho de que el multimillonario tampoco puede ya enviar a nadie a los rincones de la tierra, a por los productos de otras cortes o las obras más humildes del pueblo, pues todas estas cosas han sido destruidas, y sus hacedores reducidos a ser los proveedores de las materias primas para nuestras factorías, por todas partes donde nuestra influencia civilizadora se ha dejado sentir; en resumen, la operación que nosotros llamamos “progreso” ha sido todo un éxito, pero el paciente llamado hombre ha sucumbido.

Así pues, admitamos que la mayor parte de lo que se enseña en los departamentos de bellas artes de nuestras universidades, todas las psicologías del arte, todas las obscuridades de las estéticas modernas, son sólo otras tantas verborreas, sólo un tipo de defensa que impide nuestra comprensión del arte saludable, al mismo tiempo iconográficamente verdadero y prácticamente útil, que en otros tiempos podía obtenerse en la plaza del mercado o de algún buen artista; y que mientras que la retórica que no mira por nada sino de la verdad es la regla y el método de las artes intelectuales, nuestra estética no es nada sino una falsa retórica, y una adulación de la flaqueza humana por cuyo medio nosotros sólo podemos apreciar las artes que no tienen ningún otro propósito que complacer.

Toda la intención de nuestro arte pude ser sólo estética, y nosotros podemos querer que ello sea así. Pero, como quiera que sea, nosotros pretendemos también a una disciplina científica y objetiva de la historia y apreciación del arte, en la que tenemos en cuenta no sólo el arte contemporáneo sino también la totalidad del arte desde el comienzo hasta ahora. Es en este terreno donde arrojaré una pequeña advertencia: no es con estética, sino sólo con retórica, como nosotros podemos esperar comprender e interpretar las artes de otros pueblos y de otras edades que no sean la nuestra. Les prevengo que nuestras presentes carreras universitarias en este campo, encarnan una falacia patética, y son cualquier cosa excepto científicas en ningún sentido plausible.


Y ahora, finalmente, en el caso de que ustedes se quejen de que he estado indagando en fuentes muy anticuadas (y qué otra cosa podía hacer, puesto que todos nosotros somos “tan jóvenes” y “no poseemos una sola creencia que sea antigua y derivada de una tradición vieja, ni tampoco una ciencia que haya encanecido con la edad”) permítaseme concluir con un eco muy moderno de esta antigua sabiduría, y decir con Thomas Mann que “amo pensar –sí, siento la certeza- de que está viniendo un futuro en el que nosotros condenaremos como magia negra, como el descerebrado e irresponsable producto del instinto, todo arte que no está controlado por el intelecto”.

De Ananda K. Coomaraswamy

09 febrero, 2007

déjà -vu et déjà-vecu

¿Alguna vez no has tenido la sensación de que un instante de tu vida se repite de una forma completamente exacta a como lo viviste la primera vez? Quizá ya no recuerdes cuando fue la última ocasión que esto te sucedió ni de qué momento concreto se trataba.

Los estudios científicos a los que tanto valor se les da en este tiempo apenas conocen realmente las causas de este suceso, la tesis más apoyada es una que viene a decir algo así como que “cuando recordamos el pasado, en nuestro cerebro se enciende un circuito que se halla en el lóbulo temporal, lo que origina en nosotros la experiencia del recuerdo, pero sólo de aquellas situaciones que hemos vivido.”

Por eso ahora cuando alguien evoca con cierta preocupación alguna experiencia repetida en la memoria siempre hay algún compañero que le tranquiliza diciendo que eso es un fallo de la memoria, que lo leyó en una difundida revista anglosajona sobre estos temas. No me acuerdo cómo se llama la revista, ni me importa. La cuestión es que el hombre se quedó tranquilo, y así los individuos van encontrando respuestas racionales a todos estos misterios por absurdas que resulten las respuestas, porque se ve que lo insondable asusta mucho hoy en día.

Quizá es por esto que en la Universidad de Leeds se hayan puesto a investigar desaforadamente este extraño fenómeno que le sucede al 70 % de la población mundial, al intelecto del siglo XXI le preocupa mucho que algo extraño afecte a tantas personas. Confundimos lo raro, lo singular, lo extravagante con lo inusual. Para darle un revestimiento científico al tema lo primero que han hecho ha sido cambiar el nombre con el que todo el mundo conocía este fenómeno tan extraño: así han calificado como déjà-vecu (ya vivido) lo que popularmente conocemos por déjà -vu (ya visto) no vaya a ser que alguien que vea dos veces la misma cosa piense que le sucede algo extraño.

En el absurdo de querer encontrar explicación a todo los científicos de esta universidad inglesa han encontrado casos de gente con deja-vu crónico, fundamentalmente ancianos que sufrían demencia senil. Es muy extraño que a una persona de 80 años que lleva una vida sedentaria le vengan a la memoria recuerdos, y mucho más extraño todavía resulta que esos recuerdos les generen sensaciones de vivencias pasadas. Yo me imagino a los ancianos de la ciudad de Leeds paseando muy extrañados por unas calles que les resultan familiares, dirigiéndose en el Bus hacia la university con un carné que pone demencia senil, y preguntándole a la enfermera: "¿nosotros nos conocemos verdad? que esto ya lo he vivido señorita"

17 enero, 2007

Borges por Borges


Poeta, ensayista y escritor argentino cuyas obras se consideran clásicas de la literatura mundial del siglo XX (1899-1986)


No soy ni un pensador ni un moralista, sino sencillamente un hombre de letras que lleva a su propia perplejidad y a aquel respetado sistema de perplejidades que llamamos filosofía a las formas de la literatura.

En el presente intento ser lo más simple posible, siendo complejo pero de una manera secreta y modesta, de una manera no evidente.

Yo creo que no tiene sentido hablar de lecturas obligatorias. Es como hablar de amor obligatorio o felicidad obligatoria. Uno debe leer solamente por el placer del libro.

Siempre llegué a las cosas después de encontrarlas en los libros.

Cabe sospechar que la realidad no pertenece a ningún género literario; juzgar que nuestra vida es una novela es tan aventurado como juzgar que es un colofón o un acróstico.

Si en todos los idiomas existe la palabra felicidad, es verosímil que también la cosa exista. Algunas veces, al doblar una esquina o cruzar una calle, me ha llegado, no sé de donde, una racha de felicidad.

En la realidad, cada novela es un plano ideal.

Yo no tengo una estética, no busco los temas, los temas me buscan, yo intento detenerlos pero al final ellos me encuentran, entonces hay que escribir para quedarse tranquilo.

No hay una sola cosa en el mundo que no sea misteriosa, pero ese misterio es más evidente en algunas cosas que en otras: en el mar, en el color amarillo, en los ojos de los ancianos y en la música…

Mi destino es pensar que todas las cosas, todas las experiencias, me han sido dadas para que yo las convierta en poesía.

Hay muchas personas que sienten escasamente la poesía. Generalmente, se dedican a enseñarla.

La música, los estados de felicidad, la mitología, las caras trabajadas por el tiempo, ciertos crepúsculos y ciertos lugares, quieren decirnos algo, o algo dijeron que no hubiéramos debido perder… esta inminencia de una revelación, que no se produce, es, quizá, el hecho estético.

Yo no sé inventar personajes. Yo siempre estoy escribiendo acerca de mí mismo en situaciones imposibles. Nunca he creado un solo personaje. En mis cuentos, creo que el único personaje soy yo mismo.

Lamento decir que se han escrito cincuenta o sesenta libros acerca de mí. Pero yo no he leído ninguno de esos libros, ya que sé demasiado sobre el tema.

Leer y escribir son formas accesibles de la felicidad.

Siempre he sentido que mi destino era, ante todo, un destino literario; es decir; que me sucederían muchas cosas malas y algunas cosas buenas. Pero siempre supe que todo eso, a la larga, se convertiría en palabras.

Que el hombre mate al hombre es uno de los hábitos más antiguos de nuestra singular especie, como la generación o los sueños.

Un libro no es un ente incomunicado: es una relación, un eje de innumerables relaciones.

¿Por qué voy a morirme, si nunca lo he hecho antes? ¿Por qué voy a cometer un acto tan ajeno a mis hábitos? Es como si me dijeran que voy a ser buzo, o domador, o algo así, ¿no?

El tiempo es la sustancia de que estoy hecho. El tiempo es un río que me arrebata, pero yo soy el río; es un tigre que me destroza, pero yo soy el tigre; es un fuego que me consume, pero yo soy el fuego. El mundo desgraciadamente, es real; yo, desgraciadamente, soy Borges.

El artista

Un día nació en su alma el deseo de modelar la estatua del «Placer que dura un instante». Y marchó por el mundo para buscar el bronce, pues sólo podía ver sus obras en bronce. Pero el bronce del mundo entero había desaparecido y en ninguna parte de la tierra podía encontrarse, como no fuese el bronce de la estatua
del «Dolor que se sufre toda la vida». Y era él mismo con sus propias manos quien había modelado esa estatua, colocándola sobre la tumba del único ser que amó en su vida. Sobre la tumba del ser amado colocó aquella estatua que era su creación, para que fuese muestra del amor del hombre que no muere nunca y como símbolo del dolor del hombre, que se sufre toda la vida. Y en el mundo entero no había más bronce que el de aquella estatua.

Entonces cogió la estatua que había creado, la colocó en un gran horno y la entregó al fuego. Y con el bronce de la estatua del «Dolor que se sufre toda la vida» modeló la estatua del «Placer que dura un instante».

Oscar Wilde

poética

El arte es sagrado, su origen está siempre más allá del hombre que lo incorpora al mundo, quiera o no quiera, sepa o no sepa reconocerlo el artista. "El arte es religión, la religión arte, no relacionados, sino la misma cosa", afirma Amanda Coomaraswamy. Y en efecto, el místico y el artista están muy próximos, los dos han tenido un vislumbre del Misterio que los crea y los gobierna y, a partir de ese momento, se interesan tan sólo por la Verdad, por la Verdad del Arte, por la Verdad de la Vida, por eso no pueden fabular, sino atender, por eso no pueden construir, sino desvelar. El poeta es un bhakta, un devoto, un adorador, porque sabe que lo debe todo, que su misma posibilidad de ser depende por completo de la Gracia. Ha visto que no tiene nada propio que le sirva, y así renuncia a sus palabras muertas y yace a los pies de su Señora con arrobo, la atiende y la propicia, suspirando por una sola de sus palabras vivas: por una lágrima tuya, qué alegría, me dejaría matar.