30 mayo, 2007

la primera cicatriz

Embalsamada en fermentos de lúpulo
la lengua que sembrara un día
con ardor incandescente y pueril
asteroides de palabras mudas
contra el faro recio de tu carne.

Derramados en el jugoso azar
del silencio que otorga complacencia
los garabatos de un puzzle, el jeroglífico
del enamoramiento que transforma
los últimos delirios en razón.

La primera cicatriz se sostiene
sobre el vidrio chispeante de espuma.
Las palabras son alondras del tiempo
que no encuentran apetecible
insecto alguno.

En fermentos de lúpulo anidan
sudokus de hormigón,
la embriaguez del recuerdo
quisiera penetrar los signos
para sentir de nuevo la herida.

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