23 noviembre, 2010

Cicatriz


Cicatriz de paso fija en ojos
que conocen la exactitud de tu sangre
lánguida y alegre como gotas de rocío.

La casa en penumbra
cuando fuera el sol todo lo enciende.

Y todo quiere decir
la hilvanada destrucción de cuanto asoma,
el dócil germinar de la carne
que impaciente tiembla

bajo aquel árbol de luz.

Talado presente de amor
que naces para destruirte solo,
pasión que apuntas el cadáver
en tu libreta retrasada de fuego,
ceniza para un cosmos sin pan.

Ya no puedo ayudarte como hombre
si no es en las cosas cotidianas de la vida,
cada día abro la puerta del poema
y planeo en el desdén de tu silencio altivo,
a nadie culpo de esta nada.

La palabra es incienso penetrando
el aire viciado de aquella habitación.
Estoy conforme con todo, cicatriz,
hay un olor que basta para que el recuerdo sea,
porque la muerte tan solo interrumpe un despertar.



Poema en marcha gestado en la Biblioteca Regional Joaquín Leguina, donde se ha celebrado estos días un congreso internacional "memoria encendida de un poeta" dedicado a la figura de Luis Rosales con motivo de su centenario. Así mismo, se ha presentado una edición crítica - la primera de Rosales - minuciosamente preparada por Noemí Montetes-Mairal en la editorial Cátedra con tres de sus libros fundamentales Rimas/La casa encendida/El contenido del corazón, así como una edición en italiano de la casa encendida la casa iluminata editorial Liguori llevada a cabo por Gabriele Morelli. En la presentación acompañaron a sus preparadores Luis García Montero y José Carlos Rosales.


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