06 noviembre, 2010

y aún sonríes al otoño




Esos colores de la calle que se duerme
bajo el cielo herido del atardecer,
las antenas de metal raquítico,
aquel contorno oscuro
de los edificios más altos
amenazantemente fríos,
a través de la ventana me recuerdan a ti
que estás parado de repente
en una esquina
donde has perdido seis trozos de esperanza,
cuatro kilos de vida, dos meses de alquiler
y aún sonríes al otoño, a ti
que apuras en terrazas contiguas
la exhalación de tu violín gastado.


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