19 julio, 2010

la última palabra nunca será dicha

Trabaja en el absurdo, no creas en un puesto
en este mundo prestado y efímero.
El reconocimiento tiene vocación de ancla,
ya no soñarás sentado solo
en la bahía de un tiempo exclusivamente tuyo.
Olvídalo todo.
Sólo el desasosiego te mueve a rebuscar penélopes
sin brújula sobre papel gastado.
Es necesario estar en movimiento
antes y después de cada muerte.
Palabras que un día creíste importantes
y son nada.
Porque el anhelo nunca tuvo puert
o ni rostro
y la guadaña ansía los festines,
asesinar la aurora
mancha carmesí de labios mudos sobre tu memoria.
Como la sangre de un accidente repetido
que al fin te hará callar bajo la piedra,
sin que puedas decir adiós.

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