26 junio, 2010

Si el poema te salva es porque también te condena.

Si el poema te salva
es porque también te condena.

Un hombre condenado al poema
incapaz de abandonar al niño que lo guía
¿por qué apresa marcas de realidad
en frascos que el tiempo no sabe destruir?
¿acaso es el pasado efímero?

El poeta cubre ese vacío,
intenta descifrar su nombre
en la palabra virgen.

Pero qué sucede con el hombre que desea
y se destruye hasta morir en verso
atrapado en su celda
de sexos sin destino,
entregado a la divinidad en ocasiones
y otras tantas
distraído en el anhelo
de algún vicio delincuente.

Es extrema la duda fiel que guía
el tormento de la sensibilidad creadora,
hay una contradicción perenne
colgando en el orígen del cosmos.

Criatura de barro
que anhela despertar,
paisaje de acuarelas distantes y rebeldes.

Extraño devenir
el que impone al hombre el poema.

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