El tiempo se detiene en el poema,
en su extensión rebuscas
las verdes hojas que fallecen,
antigua luz de otra piel.
Sobre el asfalto cómplice de un sueño
crujen besos que no supiste dar
tostados al calor del mediodía.
El motivo de tu viaje es incierto,
contemplas raíces ocres y pintas
versos con vocación de nada,
como el hálito de un fruto rebelde.
Octubre 2010
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