"Ilustres poetas, hace tiempo que se repartieron las provincias más florecientes del terreno poético. Me ha complacido, y tanto más cuanto la tarea presentaba crecientes dificultades, extraer la belleza del mal. Este libro, esencialmente inútil y absolutamente inocente, no tiene otro fin que divertirme y estimular mi gusto apasionado por la dificultad."
Charles Baudelaire
Charles Baudelaire
Es el reloj siniestro cuna de este frío
y razón de todas las mañanas huecas,
campana rota de trabajo o de fiesta
que suenas como un viento de ayer,
no quiero recordar la aurora,
ella me duele en los ojos.
Las flores negras del tío Baudelaire
adornan los templos del desasosiego,
donde no hay limosna para la vieja emoción
y como muchacha enferma
a la que han abandonado en la calle
se balancea sorda tu esperanza.
No hallarás alivio que satán no destrone
ni tragedia más cruel
que la cicuta amada del Leteo,
olvido imposible, destino es zozobra,
belleza y tiempo se devoran en vano,
el equilibrista nunca está a salvo de vivir.
Sin embargo podrías aprender a morirte,
soñar desencantado en la campiña roja
junto a letras derrotadas por tu hipocresía,
destilar la angustia y beberte su licor extranjero
que sabe a noche recordada.
Llegarás a dudar con valentía y estilo,
romperás a golpe de prosodia
el rígido sistema de seres herramienta
que desisten de su propia identidad.
Escupe sangre sobre la carcoma,
mueble inquieto olvidado en un desván
que crujes para nadie.
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