25 marzo, 2012

Judería

Esther,
mi corazón es una barca
que se hunde lentamente en el mar,
ahogado entre los muslos de tu nombre.

Judith,
tengo hambre de matarme contigo,
tu carne es un remedio insuficiente
para el huésped asediado por esta flor azul.

Señor
-¡oh Mesías que demoras tu llegada! -
mi alma es una fuente seca
donde las hijas de Lot
saborean con pasión tu sangre.

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