19 enero, 2012

En rutinas de amor inhóspito
el invierno acecha,
instalado al norte de una canción norteña.

Inhabitable redundancia,
baja temperatura
marca horas baldías
donde diamantes se gestan.

Sin vosotras
el viento es siempre igual de predecible,
palabras sin dudas,
libros vacíos.

El invierno acecha
el difuso corazón de estos atardeceres,
nadie puede detener la nieve
sobre su herida de luz.

Es preciso soportar el frío
allí donde el lenguaje duerme,
esperar pacientemente al milagro
de su fiel alumbramiento.

Sentir la imperiosa necesidad
del cigarrillo compañero
o del bourbon siempre fiel a la desolación.

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