Perité lunas antes de penar
y fui penado en tus lugares,
derramé sangre en Orihuela,
ahora me espera tu cárcel.
No necesitabas claustro, Madrid,
cadenas, sociedad, ceniza.
El parto de cabra era la luz,
leer nubes el camino
anterior al fango de los hombres.
Hoy tu pena es también mi pena,
como el toro ensangrentado he caído
y cuando al fin voy a levantarme
una estocada atraviesa el lomo de la noche,
otra luna que llora en el anonimato
sangre de cebolla.
Cualquier intento es transformado
en yugo por la tierra. Y la poesía,
nube de huerta, poro de higuera
sin sentido, marca centenaria
resistiendo hasta el último final.
16/03/2010
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